Zoila Puello es una mujer que ha hecho camino al andar. En su profesión se ha destacado en distintas áreas de la comunicación.
Inició su carrera en el periódico Listín Diario, en el año 1983, donde llegó a ocupar diferentes posiciones, hasta que se convirtió en editora de Arte y Espectáculos.
Para esta mujer de pequeña estatura, la profesión que eligió, como todas las demás, tiene sus cosas buenas y otras no tanto, pero para ella lo mejor ha sido haber contribuido con el desarrollo de nuevas carreras artísticas, haberles abierto las puertas de los medios de comunicación a artistas que iniciaban su carrera; pero en lo personal, haberle tendido la mano a los necesitados, ofrecer una palabra de aliento y solidaridad a los amigos en sus momentos difíciles, son razones suficientes para sentirse satisfecha.
Entusiasta, dinámica y alegre, Zoila cuenta que en su vida no todo ha sido felicidad, pero su fuerza de voluntad y su optimismo han sido clave para no dejar doblegar su “espíritu”.
1. Amor familiar
Nací en la capital, soy hija de Ernesto María Puello y Antonia Ávalo. Del matrimonio de mis padres, somos cinco hermanos: Marcelo Puello, que es subsecretario de Industria y Comercio, Sócrates, que es licenciado en Economía y trabaja en Agricultura, Mayra Puello, ingeniera en Sistemas y el Púber Puello, que es abogado y trabaja en la Fiscalía. Tengo un hermano mayor, de padre, que se ha dedicado a cubrir todo lo que tiene que ver con navieras. Me siento muy orgullosa de todos ellos.
2. Vida de hogar
En mi hogar siempre primó mucho amor y mucho respeto. Mi mamá era ama de casa, trabajó después que mi papá falleció. Recuerdo que mi papá siempre le decía que ella era la mejor mujer del mundo y yo veía ese respeto y esa consideración que él le profesaba, ese respeto que mi papá siempre tuvo por mi casa y por su familia. En el plano profesional, profesionales como Guillermo Gómez, Marino Mendoza y César Medina, hoy lo recuerdan con mucho cariño.
3. Varias pelas
Me dieron pelas. Yo fui muy tranquila toda la niñez, pero al llegar como a los 13 ó 15 años, cambié, al punto que en ese trayecto me dieron varias pelas. Por eso, creo que una pela a tiempo evita muchas cosas. Fui buena en la escuela, no me gustaban mucho las Matemáticas, ni la Física, ni la Química, no me gustaban para nada, me las pasaba rayando, pero sabía que tenía que pasarlas. Me considero una estudiante, no excelente, pero buena. Era muy disciplina y mantuve una relación de mucho respeto con mis profesores.
4. Buenos ejemplos
Soy una bendecida del Señor, porque tuve un padre maravilloso, Ernesto María Puello Bello, que fue periodista de profesión, trabajó en el Listín Diario, trabajó en el canal Cuatro, cubrió la fuente de la Policía Nacional; justamente en la Policía hay un salón con el nombre de mi padre. Cubrió los muelles y también hay un salón con su nombre en la naviera. Ese fue un legado que me dejó, sin haberme dicho nunca que estudiara periodismo. Parece que lo llevo en la sangre. En Baní, él fue profesor de muchas generaciones de alumnos y escribía en un periódico de allá, utilizando el seudónimo “El Púber” y precisamente uno de mis hermanos más pequeños se llama así. Mi mamá, Antonia Ávalo viuda Puello, es una mujer maravillosa, que nos crió y formó con muchos valores. Ella quedó viuda muy joven, a los 39 años, mi papá murió a los 53.
5. Un cambio
Mi mamá, después que mi papá murió, terminó el bachillerato en APEC y nos pidió que la dejáramos trabajar. Y, justamente, Rafael Bello Andino, que es mi primo, le consiguió trabajo en Agricultura. Mi mamá se levantaba tempranito para dejarnos la comida hecha. En la noche cocinaba la carne y las habichuelas y en la mañana cocinaba el arroz. Yo salí a mi papá y a mi abuela, que hacían las cosas rápido, yo soy muy rápida, pero mi mamá es lenta. Me acuerdo que yo me iba a Educación, donde trabajaba, y ella se iba a Agricultura, y nos íbamos juntas a coger el carro en la Máximo Gómez y si yo no me daba rápido, ella me dejaba. Entonces yo le decía: “mamá, pero tú nada más eres rápida para ir a trabajar”, y ella me decía: “la responsabilidad de llegar temprano al trabajo, mi hija”. Nosotros crecimos en un hogar donde gracias a Dios no nos faltó nada.
6. La falta del padre
Mi padre murió de un infarto y recordar eso es para mí muy difícil. Yo estaba por terminar el bachillerato. Recuerdo que mi madre permaneció dos años en un luto de negro completo; y en las fotografías de mi graduación, mi madre no mostró una sola sonrisa, abatida por el dolor. Mi padre hizo mucha falta. Él era un padre amoroso, preocupado porque nada nos faltara. Fue un padre que nos ayudó y nos amó mucho a todos. Nos enseñó tres cosas: “No dejes camino real por vereda. No te metas en lo que no te importa, al que no le puedas hacer un bien, tampoco le hagas un mal, y todo lo que hagan, háganlo bien”. Tras su muerte, mi hermano Marcelo y yo tomamos las riendas de la casa para encaminar a Mayra, que apenas tenía ocho años, y a Púber, que tenía siete. Te puedo decir que la muerte de mi padre ha sido lo más triste que me ha pasado, y también la muerte de Alfa Santos, la hermana de Jochy Santos, porque fue una amiga incondicional, una hermana, que disfrutó cada uno de mis éxitos y que lloraba conmigo mis situaciones difíciles. Murió hace cinco años y aun la extraño mucho.
7. Periodismo en la sangre
Me gustaba el periodismo, parece que lo llevo en la sangre, porque cuando me hicieron el test sobre qué quería estudiar, todos los índices apuntaban a Comunicación. Primero me fui a la UASD, hice CU y el primer semestre, pero habían muchos problemas, era la década de los ochenta, una época muy convulsionada políticamente, decidí irme al IDP, allí me gradué de periodismo, y luego hice una licenciatura en la UCE. Allí me gradué de Licenciada en Comunicación.
8. Editora de Espectáculos
Mis años estudiantiles fueron maravillosos, porque conocí mucha gente valiosa. De cada uno aprendí lo mejor. Entre mis profesores estaban Bonaparte Gautreaux Piñeiro, Lipe Collado; y alguien que me alentó mucho fue Alfredo Freites. También Pablo Jerez, Carlos Batista Matos, Joseph Cáceres, Emely Tuenny, le agradezco mucho a don Rafael Herrera, que me dio la oportunidad en 1983, designándome como editora de Arte y Espectáculos del Listín Diario. Don Rafael leyó la columna durante una semana y a la semana me dijo: “Ya puedes caminar sola. Lo único que te voy a pedir es que no le amargues el café a nadie por las mañanas”. Otra persona a la que agradezco y de la que aprendí mucho cuando estuve en El Siglo, es a Osvaldo Santana, a quien le guardo un agradecimiento eterno y un cariño especial.
9. Blanco y negro
El periodismo tiene muchas cosas hermosas, porque uno conoce mucha gente valiosa. Nos da la oportunidad de ayudar a muchas personas. A través de mi trabajo he ayudado a muchos artistas y en el área de sociales también. Creo que lo mejor es uno servir de puente para ayudar a mucha gente. Lo que no me gusta del periodismo es que en los últimos años ha abandonado su esencia y se ha convertido en algo banal, donde lo mercurial ha primado mucho, pero el periodista de verdad, el que ama esta profesión, mantiene ese deseo de servir y servir de canal para que otros encuentren oportunidades. Para mí es muy satisfactorio cuando un artista recuerda que yo fui quien le hizo su primera entrevista. En realidad hay más cosas buenas que malas en el periodismo.
10. Mujer amada
Me siento una mujer querida, amada, por las manifestaciones de cariño. Tengo de casada 36 años. Me casé en 1980, con el economista Víctor Araújo Aquino. Hemos formado un matrimonio con altas y bajas, porque en el matrimonio se puede decir que hay rosas y espinas, pero gracias a Dios hemos podido mantener un matrimonio donde prima el respeto, el amor y la armonía. Yo tengo una personalidad fuerte, pero él me ha dejado ser. Tengo amigas que hicieron la carrera conmigo, pero no la han ejercido porque el marido no las ha dejado ser. Aunque a Víctor no le gustaba mucho el horario mío, me dejó ser. Víctor estudiaba con mi hermano, Economía, así nos conocimos. Víctor es una persona muy preparada, talentosa. Él es muy casero. Yo digo que Víctor vive en constante Semana Santa y yo en Navidad. Tenemos dos hijos, Vian Araújo, que se graduó de abogado en la Pucamaima, pero su pasión es la comunicación y como Víctor tenía un programa de radio, de deportes, con Vicente Estrella y Héctor Luzón, y él llevaba a Vian desde los siete años, se fue apasionando con el deporte y hoy es el editor deportivo de Telenoticias, y tiene su programa de radio de siete a nueve de la mañana. Y Mariel, se graduó de Mercadeo en Unibe, pero un día, se le presentó a Jacqueline Ventura en el periódico Hoy y le dijo: “Tía, yo quiero escribir”, y ella le dio la oportunidad y tiene la columna Fashion Free todos los martes. Ahora está haciendo una maestría en televisión, en España. He enseñado a mis hijos que los desafíos hay que enfrentarlos, que la vida es una constante. Les he enseñado el respeto hacia los demás, que cuando uno asume una responsabilidad debe cumplir con ella le guste o no.
29 años del paso a la televisión
Ese comienzo sí que fue difícil, porque yo era periodista, pero no locutora; pero siendo George Rodríguez director de Radio Televisión Dominicana, a quien le agradezco que me abrió las puertas y creyó en mí para la televisión, él tenía el proyecto TV Revista y lo había pensado para que fuera conducido por los periodistas líderes de los periódicos, que eran Joseph Cáceres, que estaba en El Nacional, Emely Tuenny, que era del periódico Hoy, Carlos Batista Matos que era de Ultima Hora y yo, que era de Listín Diario. George me llamó y me dijo que quería que yo estuviera ahí y yo le dije que yo era una novata. Le dije que ese grupo era de grandes ligas, pero él me dijo que creía en mí. Mi esposo y yo acabábamos de comprar esta casa y estábamos pagando un préstamo de cinco mil pesos mensuales y estábamos sumamente apretados, eso era en 1985, yo me seguía negando a la propuesta, pero cuando George me dijo que me iba a poner un sueldo de tres mil pesos y un intercambio de salón, le dije: “Ay George, está bien”. Lo acepté. Fue un reto. Carlos no aceptó. Entonces el grupo era con Miguel Ángel Herrera, Joseph Cáceres, Emely Tuenny y yo. Cuando nos tocaba entrevistar me dejaban de último para preguntar, y yo que me fajaba a hacer mis cinco preguntas, pero cuando venían a llegar a mí, ya habían preguntado todo y yo tragaba en seco. Esos fueron momentos difíciles, a veces yo le decía a Joseph que iba al baño, pero era mentira, era a pensar qué podía preguntar. Sigo en el programa, que ya tiene 29 años. Todos los demás se fueron. Después que se fueron los fundadores, entró Reyes Guzmán. Tengo la empresa de Relaciones Publicas, Zoila Puello y Asociados, que tiene 15 años ininterrumpidos. Fíjate, en mi vida he sido muy constante, tanto en lo profesional, como en lo personal. Mis hijos me dicen que el mejor legado es que donde quiera que llegan y mencionan mi nombre, la gente se refiere a mí con mucho respeto y con mucho cariño.
Líder
En la escuela y en la universidad yo era la líder de los cursos. Yo era la que organizaba los viernes sociales. Fui presidenta de curso en el Liceo Unión Panamericana y fui presidenta del Comité pro graduación.
Servicio
El periodismo tiene muchas cosas hermosas. Nos da la oportunidad de ayudar a muchas personas. A través de mi trabajo he ayudado a muchos artistas y en el área de sociales también.
Organizada
Soy muy casera, llego de la calle, suelto la cartera y me pongo a arreglar los cojines de la sala, a mí me gusta ver todo en orden. Soy muy organizada”.
Formación
Mi papá siempre le decía a mi mamá que ella era la mejor mujer del mundo, y yo veía ese respeto y esa consideración que él le profesaba”.
Respeto
Me considero una estudiante, no excelente, pero buena. Era muy disciplina y mantuve una relación de mucho respeto con mis profesores”.
Amor
Recuerdo que en mi hogar primó mucho amor y mucho respeto. Mi mamá era ama de casa, trabajó después que mi papá falleció”.