Virgilio Bello Rosa creció junto a su madre, sin dudas, la persona más importante en su vida. Una mujer que se entregó en cuarpo y alma a su rol de madre; por esta razón, es comprensible el inmenso amor con que habla de ella y la tristeza que le quiebra la voz al recordarla y hablar de su partida.
Bello Rosa, quien fue designado Procurador General de la República durante el Gobierno de Hipólito Mejía, posición a la que renunció seis meses más tarde, se siente orgulloso de los dos primeros gobiernos del PRD, así como de haberse puesto la toga y el birrete para asumir, junto a otros abogados, la defensa de su amigo, el expresidente Salvador Jorge Blanco. “Salvador quedó muy golpeado y finalmente murió. Jorge Blanco cargó con el mayor peso, no recuerdo a ningún otro presidente de este país que haya sido hecho preso”, nos narra. Aspiró a la rectoría de la UASD, y a pesar de haber ganado en las 12 vueltas de votaciones, no pudo asumir, por lo que nunca más volvió a aspirar a esa posición.
En la actualidad, continúa en las filas del Partido Revolucionario Dominicano, dedicado a su profesión de abogado y rodeado del amor de sus seres queridos.
1. De San Francisco de Macorís
Nací en un lugar de San Francisco de Macorís que se llama La Joya, lógicamente, nací en San Francisco de Macorís porque mi madre dio a luz en la maternidad como la gente pobre que utiliza esos medios para dar a luz. Mi mamá y mi papá se separaron cuando yo era un niño muy pequeño, no recuerdo nunca haber vivido con mi papá en mi casa. Mi mama se separó primero, luego se divorció de mi papá cuando yo era un niño que no tenía conocimiento. Mi padre se llamaba Martín Bello y mi madre Luz América Rosa Mercedes.
2. A Castillo
Nos fuimos a Castillo, a un campo de Castillo, que es de donde nosotros somos. Ahí me crié, hice hasta el segundo curso de la escuela primaria, porque lo que había en ese campo era una escuela primaria que llegaba hasta segundo curso. Luego bajé a un lugar llamado El Abanico, en el municipio de Villa Rivas, donde yo tenía tres tíos, un varón y dos hembras y me fui al Abanico a estudiar , hice unos cursos, creo que hasta el tercero, y luego fui a Villa Rivas, ahí hice hasta el sexto curso. Luego, a partir del séptimo curso, estudié en Castillo, mi pueblo, hice el bachillerato en Castillo, con un grupo de profesoras a las que recuerdo con inmenso cariño. Esas profesoras formaron un liceo privado, y después ese liceo fue de los primeros en este país que se hizo oficial. Yo estudié primero en el liceo privado y luego en el oficial, porque se hizo oficial durante mis estudios ahí. Luego, mi madre y yo decidimos que yo viniera a estudiar a la capital, a la universidad. Vine a la capital donde una prima hermana mía, llamada Ramona Castillo Rosa, su esposo era policía de tránsito, apellido Peralta, vivía en la calle Francisco Villa Espesa, al lado de donde está el taller de la Mercedes Benz, que todavía está ahí. Mi mamá rápidamente decidió venir a la capital, detrás de su muchacho y nos mudamos en la calle San Juan Bosco esquina Rosa Duarte, en Gazcue. Ahí hay una casita, que hasta hace muy poco tiempo era mía, porque yo se la compré a la señora que nos dio albergue, y después que me gradué de abogado, se la compré porque ella necesitaba dinero, y la seguí ayudando.
3. Universitario y revolucionario
Entré a la universidad en el 60, y Trujillo estaba vivo todavía. Del 61 en adelante me convertí en un dirigente estudiantil del grupo Fragua y, probablemente, soy el único estudiante uasdiano que más tiempo ha estado en el Consejo Universitario, porque yo estuve mucho tiempo en el Consejo Universitario representando al grupo Fragua. Evidentemente, representando a los estudiantes. De ahí, terminé, debí terminar en el 65, pero la Revolución de Abril me impidió graduarme en ese tiempo, porque la universidad se cerró. Participé en la Guerra de Abril, pasé todo el tiempo en Ciudad Nueva, aunque no me destaqué mucho porque no soy una persona de tomar armas. Yo era más bien un dirigente político, orientaba políticamente en el comando en el que yo estaba, que se llamaba Comando Pedro Caba, ahí yo daba orientaciones políticas. Fui del primer grupo de abogados que se graduó después que terminó la Revolución de Abril del 65. Me gradué en el 1966, del primer grupo, una investidura, vamos a decir privada, donde se graduaron apenas ocho o diez jóvenes en total.
4. Al PRD
Llego al PRD cuando el PRD llega al país. Yo estaba en la oposición, llega Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo. Yo fui a mi pueblo y fundé el PRD en mi pueblo. Lógicamente, como yo vivía aquí, conformé una dirección en Castillo, y la dejé encargada de echar hacia adelante al PRD. Yo digo mi pueblo, porque aunque nací fuera de ahí, es ahí que tengo todas mis vivencias y eso no lo olvido. Ese es mi pueblo.
5. Defensor de presos políticos
Cuando me gradué de abogado, lo que yo hacía era defender presos políticos, eso era gratis, pero había un grupo de abogados que nos dedicábamos a defender presos políticos, entre los que además de mí, estaban: Orlando Rodríguez, Héctor Cabral Ortega y otros más. Después la situación cambió y no había que defender presos políticos. Ya en el último período de Balaguer, no fue tan represivo como fue en los anteriores. Balaguer usaba una expresión de que: “el que ha cambiado, no soy yo, los que han cambiado son los tiempos”. Luego, a Balaguer lo sucede Leonel Fernández y, evidentemente, ya Balaguer había dejado de ser tan represivo como lo había sido en el pasado.
6. En solitaria
Yo estuve varias veces en solitaria en el Palacio de la Policía, por mis pensamientos. Yo estaba organizando un congreso de abogados, y me llevaron preso antes de que se celebrara el congreso. Me llevaron a una solitaria, pero en esa solitaria yo estaba mejor, porque arriba yo estaba en un espacio en el cual no cabía la gente, mientras que en la solitaria, la policía me llevó con Platón Vargas Valdez, que aún está vivo. Pienso que me llevaron ahí para acomodarme un poco. Después, cuando el PRD llega al poder, la situación cambió radicalmente.
7. Rectoría de la UASD
Puedo decir que gané la rectoría de la universidad, aunque no la ejercí. Se celebraron 12 vueltas y yo gané desde la primera hasta la última, pero por problemas que no vienen al caso mencionar ahora, porque tenía problemas con una persona que no me dejaba pasar, esa persona era la que contaba los votos, pero después nos arreglamos y volvimos a ser amigos. Cuando contaban los votos, él no dejaba terminar el conteo. En una oportunidad faltaban tres votos, pero evidentemente yo superé. Por eso no ejercí la rectoría. Quedé muy disgustado con esa situación y por eso jamás volví a aspirar a la Rectoría de la universidad. Fui decano de la Facultad de Humanidades, por dos períodos. Estoy pensionado como decano, comencé ganando tres mil pesos como pensionado, ahora gano 27 mil, pero hay personas que se han pensionado con cientos de miles. Pero esa es la vida.
8. Funcionario
A mí me enorgullece mucho el primer y segundo gobierno del PRD. En el segundo gobierno del PRD fui designado en la primera posición que tuve en el gobierno. He tenido dos posiciones en el Estado, la primera fue en el Consejo Nacional de Educación Superior, por espacio de seis meses, porque renunció el titular para irse a estudiar fuera del país, entonces Jorge Blanco me mandó a buscar con Emmanuel Esquea Guerrero, que era consultor jurídico del Poder Ejecutivo y me pidió que le aceptara y acepté. En el tercer gobierno, el de Hipólito Mejía, fui procurador general de la República, y renuncié porque no estaba de acuerdo con algunas cosas. Yo envié a algunos funcionarios del PLD por corrupción, yo quería someter a algunos perredeístas y no me lo permitieron y por eso renuncié.
9. Vida familiar
Mi esposa, Miriam González Durán de Bello, es pediatra, aunque naturalmente, ya no ejerce. Tenemos cuatro hijos, Virgilio, Wilfredo, Luz Indhira y Nathalie. A mi esposa la conocí cuando ella vino a la universidad a estudiar Medicina, caminando con una amiga de ella que era de Tenares y que estaba aquí en la capital, llamada Sonnia Vargas, que es funcionaria de la justicia, cuando iban a visitar un amigo mío llamado Teobaldo Rodríguez. Ellas fueron a visitar esa casa y ahí la conocí. Me enamoré de ella locamente y en seis meses nos casamos, en un campo de Tenares, hace más de 45 años.
10. Un adiós doloroso
Para mí el dolor más grande, la mayor tristeza de mi vida fue la muerte de mi madre. Ella se divorció, me llevó con ella, siendo un niño, que no conocía a mi padre. Vivíamos en un campo, cuando bajé al pueblo se fue detrás de mí y cuando vine a la capital vino detrás de mí. Yo viví con ella, y después, ella vivió en mi casa hasta el día que murió, hace cuatro años. Ella había tenido otro hijo que murió muy pequeño, no lo conocí. Mi madre es lo que más he amado en mi vida. Me siento bien porque nunca nos abandonamos, nos acompañamos hasta el último día de su vida. Esa es mi gran satisfacción de hijo.
El juicio a Salvador Jorge Blanco
Pusieron un juez designado especialmente para condenar a Salvador Jorge Blanco. Yo diría que ese juez no sabía leer, ni escribir en el mejor sentido de la palabra. Ninguna persona que se respetara condenaba a Salvador Jorge Blanco y con ese hombre tuvimos encontronazos durante todo el juicio, pero él fue decidido a condenarlo y lo condenó. Él fue buscado especialmente, había venido de un pueblo del país. Salvador dio muestra, a pesar de que no era un hombre de armas a tomar, de que era un hombre valiente y enfrentó con serenidad el juicio que le prepararon. Salvador no simpatizaba con Balaguer, ni Balaguer con él. Porque se decía aunque nunca él manifestó eso, que Salvador iba a aspirar a la Presidencia otra vez, y que iba a enfrentar a Balaguer y éste, para inhabilitarlo, lo sometió a la justicia. Por eso fue que lo llevaron a la justicia. Me siento muy orgulloso de haberlo defendido. Nosotros éramos un equipo de abogados encabezados por Juan Manuel Pellerano, un notable jurista dominicano, profesor universitario y él, inclusive, era quien nos daba la palabra a los demás abogados.
Rector
“Puedo decir que gané la rectoría de la universidad aunque no la ejercí, se celebraron 12 vueltas y yo gané desde la primera hasta la última”.
Amor eterno
“Me siento bien porque mi madre y yo nunca nos abandonamos, nos acompañamos hasta el último día de su vida. Esa es mi gran satisfacción de hijo”.
Una injusticia
“En el juicio a Jorge Blanco, el propio Balaguer, reconoció que había sido una persecución política. Pero a Salvador lo condenaron a 20 años”.