Marcial Najri comparte su historia de vida con los lectores de elCaribe. Una trayecto que ha recorrido con optimismo, alegría y siempre mirando el lado positivo de las situaciones.Aunque no han faltado las páginas tristes, ha tratado de sacar el mejor aprendizaje a cada situación difícil.
Como padre, el mejor legado a sus hijos ha sido inculcarles el respeto hacia los demás, que valoren a las personas por lo que son , por sus acciones, no por sus posesiones. Les ha transmitido el ejemplo que le dio a él su padre, de que las cosas se aprecian por su valor y no por lo que cuestan en dinero.
A pesar de haber obtenido éxito en los negocios, siempre se ha mantenido cerca de la gente, sin perder su condición de hombre humilde, cálido y cercano.
En el plano familiar y profesional, aspira a preparar un relevo generacional exitoso.
1. En la Palo Hincado
Nací en Santo Domingo. En esa época mi familia vivía en la calle Palo Hincado, en la Ciudad Colonial. Soy el segundo de tres hermanos. Los recuerdos que tengo de mi infancia inician en la calle Lea de Castro, donde nos mudamos y posteriormente en la calle Socorro Sánchez, que fue donde pasé mi niñez e inicié mi adolescencia. A los 13 años me enviaron a un colegio en Estados Unidos, obviamente, varió mucho el ambiente, venía al país solamente los veranos y en algunas vacaciones durante el año, pero aún así mantuve mis amistades de esa época, que no se olvidan nunca.
2. Un buen balance
Mis padres, José Antonio Najri Acra y Noemí Cesaní Mora. Ellos formaron una pareja muy especial para mí. Mi padre fue una persona muy recta, muy disciplinada, fue muy trabajador, una persona muy sencilla. De joven pasó por momentos muy terribles, que indudablemente le formaron su carácter y contribuyeron con esa disciplina de vida, durante ese transcurso de su vida que fue de mucho sacrificio y necesidades. Eso le forjó un estilo de vida que mantuvo aun después de haber tenido éxito. Esa enseñanza de papá, de mantenerse siendo la misma persona, independientemente de su estatus económico, fue algo y ha sido algo de mucho valor para toda la familia. Es una de las cosas que más emulamos de nuestro padre. Mi mamá, fue una gran madre, aunque todo el mundo dice que tiene la mejor madre. Ella fue una persona muy alegre, que se ocupó de cada detalle de sus hijos, nos dio mucho amor. Fue un gran complemento a la disciplina y el carácter y exigencias de papá. Tuvimos la bendición de tener un balance muy bueno en la relación entre padre y madre. Mi madre manejaba muy bien las situaciones de conflicto.
3. A Estados Unidos
Mi hermano mayor, que es diferente a mí, era el que llevaba la voz cantante, tiene un carácter muy diferente al mío, es muy parecido a mi padre en cuanto a la disciplina, a las exigencias, él es estricto. Yo soy más inclinado a mi madre. La gente dice que me parezco más a mi madre y yo entiendo que al igual que ella soy una persona muy alegre y que sabe manejar bien las situaciones de conflicto. No puedo decir que era travieso, pero sí puedo decir que tenía un grupo de amigos en la calle Socorro Sánchez con los cuales hicimos travesuras. Recibí castigo por eso, recibí reprimendas; pero, como te dije, me fui a los 13 años a un colegio interno en los Estados Unidos, en donde las oportunidades de hacer travesuras eran mucho más limitadas. Creo que fue una gran decisión enviarme a los Estados Unidos.
4. Regreso al país
Me gradué de una profesión que se llamaba Administración Textil y Mercadeo, porque papá tenía una fábrica de tejido en ese momento, pero cuando me gradué, papá tenía otros planes para mi hermano y para mí. Yo entendía que iba a ir a trabajar en la fábrica con él, pero él ya había comprado la representación de Volkswagen en Dominicana, y ahí fue que comencé a trabajar; es decir, que todo lo que aprendí de tejido se perdió, y comencé a trabajar en el mostrador de la tienda de repuestos, después trabajé en el salón de exhibiciones como vendedor, y fue una gran experiencia para mí. Creo que me gustaba y me gusta la interacción con la gente. Me gustaba ir a visitar clientes y vender. Hice relaciones, y posteriormente a eso tuve la oportunidad de trabajar en Volga CxA, que distribuía los Lada. Ahí no solo trabajaba en las ventas, trabajaba también en la administración. Ya era un gerente. Cada una de esas etapas fue algo muy interesante para mí, porque fui desarrollando cierta habilidad. Uno se va conociendo así mismo y establece cuáles son sus debilidades y sus fortalezas. Si uno quiere desarrollarse, tiene que poner atención a sus debilidades y buscar cómo fortalecerlas. Hasta estuve hasta el 85, cuando adquirimos Ferquido.
5. Ferquido
Vine a trabajar a Ferquido. Mi hermano José Antonio Najri, estaba como ministro de Industria y Comercio en ese entonces. Aquí en Ferquido fue otra escuela, porque ya era un negocio más grande, más estructurado, más demandante. Era un negocio que no tenía nada que ver con lo que había estudiado, ni con lo que era mi experiencia de trabajo, que era en el mundo de los automóviles. Tuve que ponerme a aprender de nuevo. Tuve que leer y escuchar mucho. Tuve la suerte de encontrar aquí en Ferquido un personal muy bueno, muy profesional, con conocimiento del negocio y ellos me enseñaron el negocio; pero también tuve que aprender a cambiar de cultura, porque la cultura del sector agropecuario y agrícola es muy diferente a la de vender automóviles. Recuerdo una anécdota… Amílcar Romero, que era el gerente de Ventas, y yo íbamos a visitar unos clientes al campo, y cuando íbamos por la autopista Duarte, por el kilómetro 28, él me dijo: “Marcial, nosotros vamos para el campo, quítate la corbata y arremángate”. Ese es un detalle que dice mucho, cómo uno tiene que adecuarse a diferentes ambientes, para poder participar como parte de ese ambiente.
6. Dificultades
En la vida he tenido que superar muchas y variadas situaciones difíciles, desde el punto de no conocer un negocio, a no conocer los clientes. Fue un reto muy grande, además de que existían muchas situaciones a lo interno de la empresa que había que corregirlas, en el área de personal, de comunicaciones, en el área de integración…Tuvimos que enfrentar muchos retos y en esas situaciones hay que ser muy pacientes, porque ellas no se resuelven de la noche a la mañana. Siempre hay que tener un objetivo, pero debemos de tomar decisiones paulatinamente. Es necesario analizar las consecuencias de las decisiones, porque todas las decisiones tienen consecuencias, unas favorables, otras no tan favorables y otras definitivamente desfavorables, pero hay que tomarlas. Es un error pensar que desde que se toma una medida ya la situación se solucionó. Hay que darle tiempo y ver si se continúa con la medida o si hay que cambiarla, y tener la humildad de decir: “Me equivoqué” y volver a tratar de otra manera.
7. El amor y el matrimonio
Desde que vi a Rosalía me enamoré . Yo era bastante mayor que ella en ese momento. Yo entendía que tenía un futuro con ella. Ella se llama Rosalía Molina. Tuve que ser un poco paciente, porque la diferencia de edad en esa época era notoria. Hoy en día no lo es tanto, pero en ese momento sí y, obviamente, tuve que esperar algunos años para conquistarla. Ya tenemos 43 años de casados. De esa unión tenemos tres hijos, Priscilla, Eduardo y María.
8. El papá
Yo tomé de la formación de mis padres para transmitirles a mis hijos. Por un lado, la disciplina de mi padre, los valores, sus enseñanzas; y la de mi madre, pero sobre todo de mi padre como cabeza de familia, eso he tratado de transmitírselo a mis hijos. De mi madre, la tolerancia, el manejo de las situaciones, saber negociar con ellos, buscarle el balance a la situación. Siempre he dicho que no hay satisfacción sin preocupación. De mis hijos, la gran satisfacción que tengo de ellos es que han desarrollado madurez, son profesionales y tienen don de gente. Son personas que valoran a los seres humanos por lo que son y no por ninguna otra cosa. Para mí eso es muy valioso como parte de los valores y principios familiares. Ver que ellos saben valorar a la gente por lo que es y que valoran las cosas, no por lo que cuestan, sino por lo que valen. Esa es la mayor satisfacción. Escuchar cómo las personas hablan de ellos es una gran satisfacción.
9. Mal deportista
Fui muy mal deportista. Todos los adornos deportivos que hay en este salón en que nos encontramos, pertenecen a mi hijo Eduardo, que definitivamente sí es un apasionado de los deportes, siempre lo fue, y siempre decía: “Papá, cuando yo sea grande uno de mis sueños es tener un equipo profesional”. Ese fue un sueño de él y gracias a Dios que lo pudo hacer realidad, porque somos socios en Los Leones del Escogido y en los Leones de Santo Domingo.
10. Tristeza
La muerte de mis padres son grandes penas. Sin embargo, uno como hijo tiene la satisfacción de haber cumplido su rol de hijo, porque mientras vida tuvieron nuestros padres, nosotros estuvimos ahí, presentes, atendiéndolos, preocupados por ellos. Entiendo que si uno hace su rol, con ese desenlace que es natural en la vida, porque la muerte es algo natural, te queda la satisfacción del deber cumplido. No te puedo decir que haya pasado por un periodo que me haya sentido agobiado por la tristeza.
Un buen relevo generacional
“Me gustaría preparar un relevo generacional exitoso, tanto en los negocios como en los aspectos sociales que he hecho, y que mis hijos puedan tener un relevo en ese sentido. Ese sería el trofeo al final de la carrera. Poder hacer esa transición, y que el día que uno se muera la familia se mantenga unida afrontando y enfrentado las situaciones naturales de la vida en familia. Me siento feliz con mi facilidad de tener intercambio con las personas, eso me enorgullece. Me gustaría aprender a decir que no. El otro día aprendí que el no es una oración completa. Que no hay que explicarla, que es decir no y se acabó. En la vida incursioné en negocios en los cuales no profundicé en las consecuencias de la decisión y una de las cosas que aprendí es que en el transcurso de los negocios hay que tener cuidado con el éxito; porque el éxito, modestia aparte, entiendo que he sido exitoso, va embriagando a uno. Entonces uno llega a creerse que sin importar en lo que uno se meta, uno va a ser exitoso y puede ser que así sea, porque hay gente que son exitosas en múltiples cosas, pero embriagarse quiere decir que uno no profundiza, ni analiza, ni evalúa en todo su contexto algo antes de tomar una decisión, y eso eventualmente trae consecuencias.
Éxito
En los negocios hay que tener cuidado con el éxito, porque el éxito te va embriagando, entonces, uno llega a creerse que no importa en lo que se meta, uno va a ser exitoso.
Consecuencias
Es necesario analizar las consecuencias de las decisiones, porque todas las decisiones tienen consecuencias, favorables, otras no tan favorables y otras definitivamente desfavorables.
Fortalezas
Si uno quiere desarrollarse tiene que poner atención a sus debilidades y buscar cómo fortalecerlas”.
Parecido
Dicen que me parezco más a mi madre, y entiendo que, como ella, soy una persona muy alegre, que sabe manejar las situaciones de conflicto”.
Humildad
Cuando se toma una medida, hay que esperar y tener la humildad de decir: “Me equivoqué”, y volver a tratar de otra manera”.
Un equipo
Tuve la suerte de encontrar aquí, en Ferquido, un personal muy bueno, muy profesional, con conocimiento del negocio”.