“Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necedad, ha echado todo lo que tenía para vivir”. Mr. 12: 43, 44.
Es humano que cuando nos sentimos decaídos, no tenemos ánimo para dar aliento al que está deprimido; que cuando estamos pasando por una situación económica difícil, nos eximimos de dar al necesitado; que cuando estamos molestos no nos sentimos en ánimo de regalar una sonrisa a quien tan amablemente nos ofrece algún servicio.
De muchas maneras Dios nos ha dicho que no nos compadezcamos de nosotros mismos y que ayudemos a los demás con amor, que demos, simplemente. La viuda dio dos monedas, dio mucho, pues dio lo que tenía. Lucas lo dice de hermosa manera: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo”.