En un pequeño espacio, donde el arte invade cada rincón, los colores, los pinceles, los lienzos quedaron tranquilos de repente, para escuchar silentes la historia de vida de Dioniso, a quien ellos conocieron como el artista que mezclando tonos de distintos colores y apoyando el pincel sobre una superficie, da vida a impresionantes obras de arte.
Pero, en esta oportunidad redescubrirían al niño que absorto dibujaba en la acera de la casa, la escuela o cualquier calle de su vecindario, solo con un trozo de carbón.
La historia que cuenta de sus primeros años en San Cristóbal, lo dibujan como un pequeño al cual el arte cautivó por los días en que su abuela lo llevaba de visita a la casa de su amigo Ramón Díaz, un músico de la Sinfónica, coleccionista, cuyos cuadros llamaban su atención, en especial uno de la Orquesta Santa Cecilia que había sido creado por el artista oriundo de Puerto Plata, Jaime Colson.
Eso, y contemplar largamente los murales de la iglesia de su pueblo natal, San Cristóbal, en especial la representación de “El entierro del Conde de Orgaz”, de la autoría de José Vela Zanetti, marcaron el comienzo de su carrera, lo guiaron a las instituciones donde sentía que podría alcanzar el máximo desarrollo de su talento.
Entre reflexiones, canciones y el humo de un habano, fueron surgiendo los recuerdos, algunos no hizo falta buscarlos en la memoria, estaban plasmados en un recorte de periódico, una carta y hasta en fotografías.
En esta conversación, Dioniso Blanco nos cuenta que con su arte no busca competir con nadie, solo expresar lo que lleva dentro. “No hago mis obras con la intención de apabullar, sino como una forma de escribir. Uno es como un escritor, que va dejando un testimonio con los trazos que plasma”, afirma.
1. De San Cristóbal
Nací en San Cristóbal el día nueve de octubre de 1953. Soy hijo de Cristiana Nina Díaz y de Ramón Andrés Blanco Fernández. Nací allí porque mi madre es de los Nina de San Cristóbal, y mi padre es del Cibao. En mi casa éramos tres hermanos. Luego, mis padres se divorciaron y mi papá se casó de nuevo, hizo otra familia.
2. Contacto con el arte
Mi abuela era amiga de Ramón Díaz, que fue músico de la Sinfónica, y Ramón coleccionaba arte. Yo iba a su casa y veía las obras. Él tenía una pintura de la Orquesta Santa Cecilia, que había hecho Colson, que me impactó muchísimo. José Vela Zanetti estuvo mucho tiempo en San Cristóbal, él pintó los murales de la iglesia principal de allá, a la cual yo le llamo la Capilla Sixtina del Caribe. Esa es la realidad, es un monumento histórico de mucha trascendencia que no se le ha dado el valor turístico que tiene. En este país eso debería explotarse, así como El Vaticano tiene su capilla Sixtina, nosotros tenemos una en el Caribe, que es la de San Cristóbal y el protagonista es José Velazanetti, que hizo una cúpula bellísima. Es una obra maestra. Hay un aparte que representa El entierro del Conde de Orgaz, todas esas cosas, de niño, me impactaron y empecé a dibujar.
3. En las aceras
De niño, comencé a dibujar en las aceras con carbón. Hacía dibujos en todas partes. En la escuela, llenaba los cuadernos de dibujos y ahí me fui dando cuenta de que tenía una inclinación para eso. Mi mamá me apoyó mucho en eso. Tú sabes que como las madres son las que están más tiempo con los hijos, son las que se dan cuenta de todo y por eso son las que más incentivan a uno.
4. Estudiante
Estudié en el Liceo Musical Pablo Claudio, donde había una escuela de pintura, de música, de danza. Era un centro educativo muy interesante. Esas fueron de las herencias que dejó Trujillo, era un buen liceo, con muy buenos profesores, igual que el Loyola, o sea, no es que quiera resaltar a Trujillo, hay cosas buenas y malas y a mí me gusta resaltar las buenas, pero Trujillo se preocupó por darle en San Cristóbal un carácter importante a la educación. Fue con la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre que Santo Domingo se comenzó a convertir en una ciudad moderna.
5. A Bellas Artes
Después de la Escuela de Bellas Artes de San Cristóbal, me trasladé a Santo Domingo, a la Escuela de Bellas Artes, con una beca que conseguí cuando Jaime Colson era director. Allí empecé el primer curso, fui ayudante de profesor de la clase de dibujo de García de Villena, un profesor español que formó cuatro o cinco generaciones. Seguí trabajando. Fui discípulo de Colson. Tuve entre mis profesores a Domingo Liz.
6. Universitario
Después fui a la universidad. Empecé a estudiar arquitectura, eso lo hacía paralelo con la Escuela de Bellas Artes y trabajaba en las dos cosas. Después trabajé en el Museo de Historia, en el Museo del Hombre, es decir, hacía dibujos arquitectónicos para la oficina de Eugenio Pérez Montás e incluso, ilustraciones de sus libros. Hay un libro de él que se llama “Casas Coloniales”, donde hay muchas ilustraciones que son mías. En el Museo del Hombre, empecé con Carlos Álvarez que fue el primer director, y terminé cuando llegó Bernardo Vega. Impartí clases en la escuela de Cándido Bidó, en la Universidad de Santo Domingo y compartía esas cosas con el arte. De todo eso yo me nutrí dentro del museo, porque aprendí mucho de Arqueología, Antropología y esas cosas me dieron mayor formación y me ayudaron a tener una visión más completa sobre el hombre dominicano.
7. Afortunado
No me puedo quejar, he vivido bastante. El arte me ha llevado a muchos sitios. He estado en muchos lugares, como invitado. He estado en Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estado. Además, he sido como una especie de embajador hace mucho, lo que pasa es que lo hago más en silencio, porque hay mucha guerra en el terreno del arte, a veces se sienten mal si ven que estás haciendo cosas. Yo he enviado libros y catálogos que han sido publicados fuera del país, para que el arte dominicano tenga presencia fuera de aquí, porque al Ministerio de Cultura no le importa nada promover el arte dominicano fuera del país. En una ocasión fui a una exposición de Botero en París y ahí estaba el presidente de Colombia dándole apoyo. No estaba el Ministro, estaba el presidente en persona apoyando a su artista. Eso ayuda a los países y al arte de cada país. Los embajadores tampoco se preocupan.
8. Recuerdo triste
La muerte de un hermano en Chile, es lo más triste que me ha pasado. Y la muerte de mis abuelos. Tengo la fortuna de tener a mis padres vivos. Mi hermano estudiaba en la universidad y se fue a Valparaíso y allí lo hicieron preso, lo confundieron con un cubano, lo torturaron y lo mataron. Eso fue cuando la dictadura de Augusto Pinochet.
9. Temático
Soy un pintor temático, uno de esos temas es el de Los Sembradores. Y yo digo que la siembra de la semilla es una metáfora para la vida, entonces todo lo que veo que me impacta lo uso como un catalizador para llevarlo al campo del arte. Voy haciendo las cosas que vivo día a día. Eso es lo que voy recogiendo. A veces me embarco en el campo del surrealismo y otras veces soy más neoclásico. El arte es una manera poética de ver la vida y con el lenguaje de las formas y los colores uno expresa sus sentimientos, lo más íntimo que tienes.
Indudablemente, le debo todo a mis obras. Las obras de arte se venden. Hay coleccionistas y los almacenas. No hago mis obras con la intención de apabullar, sino como una forma de escribir. Uno es como un escritor, que va dejando un testimonio con los trazos que plasma. Existe el arte figurativo y el abstracto, yo estoy más en el arte figurativo, pero uso la abstracción cuando se trata del color. Nosotros en el Caribe tenemos colores vibrantes, porque estamos cerca del Ecuador y el sol nos maltrata más duramente, pero tenemos la ventaja de que podemos aprovechar lo que nos brinda la naturaleza.
10. Aliados
Los galeristas tienen su importancia porque ellos hacen de intermediarios, entre el público y los artistas, entonces crean espacios; claro, con sus intereses para vivir, pero ayudan a difundir el arte, de manera que eso tiene un valor. Las galerías son medios para que la gente encuentre diferentes expresiones y ayudan al desarrollo de la capacidad creadora. Cuando uno se dedica a hacer arte, tú representas las imágenes de lo que tú piensas. Lo importante es decir lo que piensas y expresar la verdad. Cuando la gente es oscura, no funciona, cuando la gente es clara y dice la verdad, eso se impone a través del tiempo.
Reconocimientos, admiración y respeto
El mundo del arte para mí no es competitivo, no compito con nadie, ni siquiera participo en bienales. Después que yo gané un premio en una bienal, nunca más he participado. Creo que hay que darles chance a los demás. Eso es democracia y yo creo en la democracia, porque la democracia es armonía.
Cuando la gente quiere imponer cosas se rompe esa armonía y al final quien trata de imponerse, es quien sale afectado. Las distinciones que he recibido, no solo los premios que he ganado en Bellas Artes y en la Bienal, son importantes, así como haber estado en bienales en Venecia, Brasil, México. He participado en muchos eventos importantes a los que he asistido porque he sido invitado y eso para mí es una distinción, que tiene mucho valor. Lo único que pido es salud, para seguir trabajando, porque lo demás llega solo. Las cosas van sobre la marcha. Aspiro a seguir tranquilo haciendo mis obras. Las obras hablan solas. Admiro a muchos artistas. En nuestro país, para mí Colson es el artista más importante, porque fue uno de los fundadores de la Escuela de Bellas Artes, él trajo a la República Dominicana, toda esa influencia del modernismo. Eso tiene un gran valor, además de que fue un educador, vino e impartió docencia y dejó discípulos. Es decir que esos discípulos todavía están diseminados apoyando las artes.