El concepto “política” es muy antiguo. Algunos teóricos consideran que sus inicios se remontan a la prehistoria, al periodo neolítico cuando la sociedad comienza a organizarse en un sistema jerárquico y ciertos individuos adquieren poder sobre el resto de sus conciudadanos. Estudiosos del concepto precisan que el término política proviene de la palabra griega “polis” cuyo significado está relacionado con los gobiernos de las ciudades griegas en las que, en tiempos ancestrales, surge la necesidad humana de organizar la vida social y los gobiernos.
En la actualidad el concepto “política” es tan complejo que la diversidad de definiciones del mismo son tantas como los teóricos de las ciencias políticas que los formulan. Lo cierto es que en el lenguaje común, actividad política y actividad política partidaria se manejan como sinónimos y la mayoría de los “activistas sociales” o militantes de la “sociedad civil”, aseguran “no ser políticos” pues para ellos los políticos son los culpables de todos los problemas que padecen las sociedades en las que realizan sus actividades y los responsables de la pobreza y la desigualdad que aún persisten en muchos países.
En esa perspectiva, queremos compartir con las y los lectores de esta columna, algunas reflexiones del profesor Juan Bosch sobre la actividad política, a fin de que se fortalezca el compromiso de continuar trabajando por una sociedad dominicana cada vez más justa, y solidaria e inclusiva.
En su obra El Partido: Concepción, Organización y Desarrollo, Bosch plantea que “la política sólo puede hacerse en medio de la sociedad”. Para el Maestro, la política es una ciencia que se realiza con el tiempo humano, con el de los hombres y las mujeres; plantea además que “a lo largo del tiempo, los hombres y las mujeres han dado tantos cambios, tan grandes que el que no se da cuenta de los cambios sociales que se producen en el seno de la historia, no puede dedicarse a la política con éxito, porque nunca comprenderá lo que pasa alrededor suyo”.
Esas afirmaciones nos indican que para dedicarse a la actividad política es imprescindible estudiar la historia de la sociedad en la que se ejerce, para conocer a profundidad el medio en que se actúa, la complejidad del presente, los cambios que operan en las mismas y las posiciones a asumir para responder a los desafíos del presente.
En esa misma perspectiva, el teórico canadiense David Easton afirma que para el análisis politológico se debe recurrir al enfoque sistémico porque ve a la política como un escenario complejo en el que los diversos actores interactúan en función de intereses y conveniencias, que para el político por vocación, significan ideales, principios y expectativas.
Nos indica además el Profesor Juan Bosch que en la actividad política, además del estudio de las teorías, hay que aprender de las acciones en las que pueden verse envueltos los políticos, sobre todos los que cargan con la responsabilidad de dirigir fuerzas políticas que se mueven llevadas y traídas por acontecimientos de todo tipo.
Por otra parte, Bosch afirma que el oficio de la política es tan necesario y tan útil en una sociedad que sin él ninguna podría sostenerse sobre sus propios pies; señalando que: “Mantener funcionando el aparato del Estado en un trabajo arduo y tan eminentemente necesario que no hay manera de concebir la existencia de una sociedad que no esté organizada en Estado, no importa cuál sea el tipo de ese Estado”.
Como podemos apreciar, de acuerdo con las concepciones del político dominicano, perteneciendo o no a una organización política, el trabajo de los que se dedican a esta actividad es imprescindible para poder continuar avanzando hacia el tipo de sociedad a la que aspiramos; pero sobre todo para consolidar al Estado Social y Democrático de derecho que definimos en nuestra Constitución, en el caso de la República Dominicana.
De acuerdo con las concepciones de Bosch sobre la actividad política, la construcción de sociedades institucionalmente democráticas, económicamente sustentables, y socialmente justas, es difícil de lograr, si no contamos con políticos, por vocación, pero también por formación, que como resultado de un trabajo social, asuman el compromiso de dedicarse a esta noble actividad.
En conclusión, la actividad política no denigra; por el contrario, enaltece a todos aquellos que deciden dedicar sus mayores esfuerzos a construir el bienestar colectivo de la sociedad en la que interactúan. Si nos dedicáramos a estudiar a profundidad el significado de la política nos evitáramos el malestar que produce el escuchar como, de “oída”, muchos se refieren con desprecio a la actividad política.
