Salir a jugar con los amigos le enseña al niño a vivir en un mundo diverso y le instruye sobre normas que le ayudarán en la vida adulta. En general, nuestra sociedad es cada vez más tecnológica y los juegos no han sido la excepción, ya que tanto las niñas como los niños, se ven atraídos por aparatos modernos que se caracterizan por tener temáticas, estímulos visuales inmediatos y facilidad del juego en relación al espacio. Según expertos de la conducta infantil, esto trae como consecuencia que mientras más se dependa del “mundo tecnológico”, menos contacto humano de manera directa tendrán en su vida adulta.
Aunque sea difícil alejar a un niño de la televisión o de la computadora, todavía existen momentos en los que se animan a participar en juegos infantiles tradicionales. Sí, aquellos en los que se suda, se ríe a carcajadas o salen peleando con los compañeros, pero que al final les enseña a sociabilizar, a aprender sobre reglas, honestidad y respeto.
El contacto con los demás
“La preferencia por lo digital es una respuesta a lo que los niños son expuestos, a lo que los rodea”, explica Clarissa Guerrero, experta en terapia infanto-juvenil y miembro del Colegio Dominicano de Psicólogos, quien considera que el incentivar a los niños a estar en contacto con otros, que probablemente tengan una formación de hogar distinta, le va dando al infante una noción de cómo es de diverso el mundo real.
Pensarás: ¿y los niños todavía salen a jugar? Aunque cada vez es menos común, es posible ver unos cuantos niños corretear por las calles de los barrios más populares. Podría decirse que jugar “Vitilla” es el de más vigencia, en el que niños y adolescentes se colocan de extremo a extremo de la calle para improvisar un “play callejero”, por lo que los vehículos y transeúntes debe pasar con cuidado (no vaya a ser que se lleve un “vitillazo”).
Otros juegos infantiles del cual quedan “vestigios” es el trúcamelo, que consiste en pintar con tiza un recorrido de 10 paradas y lanzar una piedra (o una bolita de servilleta o papel periódico húmedo para que “pegue”); y el “yum”, que al igual que el anterior se dibuja en el suelo, pero con la diferencia que se juega por equipos. El “topao” y el “escondido” también figuran entre los juegos tradicionales que se recuerdan con nostalgia y que pocos niños disfrutan hoy en día. Estos, aunque no lo notes, por las reglas del juego le dan la oportunidad al niño de experimentar los sentimientos que provoca perder o ganar, la satisfacción del trabajo en equipo y de compartir con los demás.
Motiva a tus hijos a salir a jugar
Como todos los aspectos de la vida, los juegos tienen su lado positivo y negativo, resalta Guerrero, quien recomienda a los padres a motivar a sus hijos a participar en juegos en los que tengan que enfrentarse a las exigencias del mundo real (colegio, tareas, interacción con los demás, etc.). “A través del juego es que el niño aprende a resolver las situaciones que luego se le presentarán en su etapa como adultos, por esto la importancia de que los padres tomen el control y regulen, dentro de lo posible, el adecuado desenvolvimiento lúdico de los niños”.