P En Pandora tenemos un lema que reza “Amo ser mujer”. En tu caso sería, amo ser hombre. ¿Qué es lo que más te gusta de serlo? Diría que la libertad que tuve desde pequeño, en comparación con mis hermanas o amigas. La independencia, que me permitían salir de la casa, tomar un carro público e ir a una cancha a jugar básquet sin tener que dar muchas explicaciones.
P En una entrevista realizada a Marianne para nuestra edición de Novias hace unos años, nos dijo que cuando se conocieron ella te hizo “pedazos” jugando Pictionary… Esa es la excusa que ella dio. Va a ser difícil que uno de los dos admita quién fue que ganó, fue hace tanto tiempo… Al principio la reacción era “yo gané”, ahora es “ella ganó, que no quede dudas”. No quiero dormir en el sofá, ni para los pies (risas).
P ¿Eras un alma libre o en tu vida estaban los planes de casarte? Podría decir que era un alma libre. Desde muy joven empecé a trabajar (16, 17 años) y era para tener mi independencia. A los 23 le dije a mi madre que quería vivir la experiencia de mudarme solo. Como somos una familia muy tradicional, fue un impacto. Pero lo hice. La gente me preguntaba que cuando me iba a casar y les decía que a los 30. Y cada vez iba aumentando. Eran excusas. Yo me ‘consideraba’ un alma libre (risas). Ya ves, esta revista coincidirá con nuestro segundo aniversario de bodas, que es el 14 de julio.
P Este es un tema que a veces da miedo hablar, pero ¿han ido pensando en tener hijos? Si supieras que no, que no nos da miedo hablar de eso. Mira, nosotros queremos tener un perrito (risas). Te engañé, es mentira (risas). La verdad es que esa fecha la pusimos desde antes de casarnos. Dijimos: si se da, bienvenido sea, feliz. Pero decidimos esperar unos tres años disfrutándonos como pareja, creando proyectos juntos, vivir esa etapa solos y luego la de la familia. Te cuento que ya ella empezó por la “matica”. Mi padre se la regaló (risas). Luego viene el perrito. Y así.
P Eres una persona muy familiar, ¿te gustaría que tus hijos heredaran eso? Sí, definitivamente. Que crezcan en ese ambiente, de valores, lleno de vivencias. Pero Marianne dice: no se van parecer a ti, que vives relajando todo el tiempo.
P (Río) No me había dado cuenta… ¡Verdad que no! (Risas).
P ¿Hay algo que no harías nunca? Ni por todo el dinero del mundo, agredir a mi esposa, física o verbalmente; o a una mujer per se. No me sale abusar de mi poder, algo que puede llevarse a otros escenarios también.
P ¿Conservas los amigos de la infancia? Sí. Trato de hacer cada cierto tiempo reuniones con ellos. Tengo la suerte de que mi mejor amigo es mi primo. Todavía hoy seguimos con esa relación, viéndonos dos o tres veces por semana.