Hoy, 30 de junio, se celebra en el país el “Día del Maestro”. En esta fecha se conmemora también el 106 aniversario del nacimiento, en La Vega, del profesor Juan Bosch, “Maestro de Maestros”, en el sentido más amplio del término. Dos ocasiones especiales que, como un llamado al honor, al compromiso, la vocación y la fidelidad, honran a miles de educadores que un día como hoy se encuentran para reciprocarse en la voluntad, el reconocimiento y la decisión de seguir trabajando por una mejor República Dominicana.
El 30 de junio como fecha dedicada al reconocimiento del maestro dominicano fue instituida en 1939, mediante Resolución No. 6-39, de la entonces Secretaría de Estado de Justicia, Educación Pública y Bellas Artes, cuyo titular era el licenciado Virgilio Díaz Ordóñez. Esta fecha ha regido en el país pese a que en 1943, la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, celebrada en Panamá, propuso una fecha unificada de celebración en todo el continente; eligiéndose el 11 de septiembre, aniversario del fallecimiento del estadista y educador argentino Domingo Faustino Sarmiento. Dicha fecha ha continuado conmemorándose en la Argentina, pero se ha abandonado en el resto del continente, pues los países han escogido fechas especiales de sus naciones para dedicarlas a sus educadores. Ni siquiera la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha podido lograr que el 5 de octubre, instituido por esa entidad como Día Mundial de los Docentes en 1994, sea escogido como fecha unificada; después de la recomendación que hizo en coordinación con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 1966.
En el caso nuestro, la fecha de celebración no podía ser más significativa. Lo es tanto para nuestros educadores, como para quien fuera nuestro gran educador, el profesor Juan Bosch, cuya distinción debe enaltecer a todos y todas quienes ejercemos esta trascendente y honrosa profesión.
Sobre la razón por la cual se llama profesor a Juan Bosch, hay versiones de que durante su exilio en Cuba, debido a su sapiencia y su condición de reconocido escritor, muchos le llamaban “doctor”; distinción que el entendió no “merecía”; le molestaba y corregía, hasta que alguien le dijo que las personas de su formación “debían llevar un título” a lo que él, con su proverbial modestia, le respondió que si alguno le habría gustado llevar, era de maestro, de educador.
La referida versión la plantea el escritor cubano Eliades Acosta Matos (Santiago de Cuba, 1959), que a propósito sostiene que “Bosch no fue sólo un líder político inmenso en toda América Latina y el Caribe, sino que sobre todo fue un maestro que conoció a fondo el pensamiento de Eugenio María de Hostos y José Martí”. “Es uno de los más profundos conocedores de la obra de Martí y de su forma de hacer política. El hizo suyo un concepto de Martí, que fue: “Ser culto es la única forma de ser libres”, apunta el doctor Acosta”, autor de Telaraña Cubana de Trujillo”, sobre la gravitación de la tiranía trujillista más allá de la frontera dominicana.
La denominación de profesor, le fue otorgada a Juan Bosch en Costa Rica, luego de su salida de Cuba con la llegada al poder del dictador Fulgencio Batista. En el país centroamericano, donde gobernaba su amigo José Figueres, Bosch se encargaba de desarrollar una labor pedagógica a través de charlas, conferencias y cursos. A partir de entonces no sólo se le considera de forma permanente como maestro, sino que le imprimió prestigio a tal denominación, ya que como discípulo aventajado de Hostos y de Martí, Bosch, fue un maestro por excelencia.
En relación a la vocación magisterial de Juan Bosch, es importante precisar que como historiador, él estudió la realidad dominicana y vivió esa realidad desde la posición en que encontró. Vivió tanto su objeto de estudio que no se le escapaba ningún detalle del comportamiento del dominicano, en especial de ese sector de clase llamado pequeña burguesía. El conocimiento de la idiosincrasia del pueblo dominicano lo llevó a ser un maestro del realismo social en literatura y en política. Su pensamiento social y humanista, ha quedado profundamente vinculado a la interpretación de nuestra realidad social e histórica como pueblo.
En esencia, en Bosch, como en ningún otro dominicano de los siglos XX y XXI, están las ideas, el accionar y la práctica de valores de un hombre de verdadera e inquebrantable vocación patriótica; de un gran maestro promotor de ideas que contribuyeron a elevar el nivel educativo de la población dominicana. Sus enseñanzas están ahí, latentes y vivas, aportando cada día nuevas visiones y profundos ideales de trasformación desde diferentes ámbitos y con el apoyo de hombres y mujeres formados bajo su orientación, decididos y decididas a trabajar sin descanso por el desarrollo de la República Dominicana.
De manera que, en su doble significación y mérito, hoy 30 de junio de 2015, celebramos con regocijo este día del Maestro, reafirmando nuestro compromiso con la función social asumida y defendida por el profesor Juan Bosch y con la memoria histórica de los que, como él, han hecho un ejercicio magisterial, siempre al servicio de la sociedad y de las mejores causas del pueblo dominicano.