Desde las prédicas de Mahoma ha sido un deber para los fieles musulmanes conquistar, para el islam, lo más posible del mundo; sin persecuciones de cristianos o judíos; supuestamente. Cosa imposible, ya que usted no puede conquistar nada sin perseguirlo y someterlo. Ni siquiera en el amor, con sus sutiles armas. Las primeras conquistas musulmanas fueron simples incursiones para el pillaje, que se convirtieron en ocupaciones permanentes cuando vieron la permisividad y desgano del enemigo. Conquistaron una gran parte del mundo en nombre de un profeta y una religión, pero dirigidos por hombres no religiosos para los que el botín era su verdadera fe. El gusto por las riquezas y lujos insondables ha sido una constante del ser árabe, tal y como aparecen en su otro gran libro “Las mil y una noches” que junto al Corán representan la gran literatura árabe.
La hégira, la huida de Mahoma de la Meca a Medina, ocurrió 622 años después de Cristo. El islamismo no es más que un hijo bastardo del cristianismo; adaptado para sectas dirigidas por jeques. La “religión del profeta” era un monoteísmo simple, sin la complicación de la sofisticada teología de la Trinidad y la Encarnación. Mahoma no pretendió ser divino, tampoco sus seguidores contemporáneos lo vieron así, salvo ahora. La idea de Mahoma que venden los clérigos musulmanes es la de un santón intocable y todo poderoso que llevará a todos sus creyentes masculinos a un paraíso lleno de vírgenes. Me imagino que lleno de vírgenes para ellos violarlas, lo cual convierte ese paraíso en un infierno para las vírgenes. Las no vírgenes y adúlteras ya conocen lo que es el infierno en el actual mundo árabe musulmán; apedreadas hasta morir.
Hasta hace poco los musulmanes estaban entretenidos en matarse entre ellos. Poseen dos sectas principales antagónicas la Suní y la Shiah. Occidente los mantuvo a raya desde las cruzadas cristianas. Pero ahora han encontrado a un Occidente en plan relativista, pasota como dicen en Madrid. Con un liderazgo norteamericano y europeo de capa caída y más preocupados por los matrimonios gays y la imagen televisiva de sus “líderes”, que por la permanencia y desarrollo de sus gentes y su civilización.
Irán ha encontrado en USA, Israel y el Islam los elementos aglutinadores para su ataque y derribo a Occidente. USA arrastra un antiamericanismo global que quizás se ha ganado a pulso por las erráticas políticas exteriores de los últimos 50 años. Los comunistas hicieron un trabajo magnífico en presentarlos como a Satán, como el origen de todos los males. Ese antiamericanismo irracional que hace que mujeres occidentales justifiquen el terror musulmán; que conocen pero que no vivirían…