El Gregg
El Instituto Dominicano Gregg fue una academia que desde el 1940 hasta finales del siglo 20 impartió docencia especializada principalmente en estudios en prácticas secretariales, aunque diversificó ampliamente su oferta de materias y de cursos. Su actividad primordial, inicial, era la enseñanza de una técnica de escritura llamada taquigrafía, definida como un instrumento rápido y conciso que permite transcribir un discurso escuchado, a la misma velocidad en que el emisor se expresa oralmente. Dicha academia fue famosa por incorporar el sistema diseñado en 1888 por el estadounidense John Robert Gregg, y por lo cual se adoptó el apellido de este señor para denominar la institución local. Una muestra del tipo de escritura que se usaba la vemos en la fotografía ,en la cual jóvenes estudian con el cuadernillo especial para dicha técnica de representar palabras, así como también el signo utilizado para escribir “gregg”, indicado en el titular.
Doña Rosa González Murray de Herrera
La cofundadora y directora desde los años 40, fue la recordada Rosa González Murray de Herrera, de nacionalidad peruana, y que se estableció en este país a principios de 1940, ostentando un título secretarial obtenido en Estados Unidos y a quien vemos galante en la fotografía de 1955 en un acto de la institución. Cuentan los que la conocieron que ella solía tocar el piano en el local que ocupaba el Instituto en la calle El Conde, y que el periodista Rafael Herrera la escuchaba al pasear por dicha calle. En 1957, celebraron sus esponsales en la sede del instituto y tuvieron una larga unión de contribución mutua en sus vidas privadas y en sus respectivas tareas profesionales, especialmente en los años posteriores a la caída de Trujillo, cuando los numerosos sucesos políticos reclamaban la intervención de don Rafael como mediador y que su esposa respaldó con toda dedicación. Doña Rosa recibió la condecoración de la Orden del Sol del gobierno de Perú, y falleció en el 2007. Su espos, don Rafael Herrera, falleció en 1994.
El plantel
Su primera ubicación estuvo en la calle Arzobispo Nouel, y junto con doña Rosa tuvieron una participación importante en la creación de este Instituto el educador Poncio Sabater y su esposa doña Amelia. Luego, pasaron a ocupar los altos de la joyería Di Carlo, en El Conde 23, local donde luego estuvo la Universidad Femenina y donde hoy funciona el Instituto Dominicano de Periodismo. Este recinto ofrecía una hospitalidad hogareña, con el recibimiento cordial a la entrada al edificio; en la sala principal contaba con una acogedora área de intercambio de padres, alumnos y profesores, adornado de lámparas y búcaros o vasijas pequeñas de cerámica, además de cortinas, y un piano, donde ofrecían un recibimiento muy natural, de buen gusto y de arte. Ya dentro de las instalaciones contaba con una moderna biblioteca, bilingüe, para los estudiantes ampliar sus conocimientos. Para 1955 contaba con alrededor de 200 alumnas (muy pocos varones estudiaban prácticas secretariales) En la fotografía adjunta, del 16 de mayo de 1955, podemos apreciar a uno de los cursos tutoreados por la profesora Angélica Acosta, a quien vemos en el fondo. Luego, el Instituto ocupó un local en la avenida Independencia esquina Doctor Delgado y finalmente en la avenida Independencia, en las cercanías de la casa de la familia Vicini.
Miss Gregg
Como si fueran reinados de belleza, las graduaciones del Instituto eran engalanadas con música y desfiles en un escenario majestuoso de etiqueta, apadrinado por los discursos de felicitaciones de la directora Rosa González. Se aprovechaba para la coronación de la Reina Gregg o Miss Gregg, momento que podemos apreciar en la fotografía del 28 de octubre de 1955 con la reina de ese año, Dolly Molinari. A las graduaciones asistían importantes funcionarios públicos o privados, de este país y otros países.
Profesores
En dicha institución impartieron docencia la crema y nata de la intelectualidad dominicana, incluyendo profesores connotados de la UASD y profesionales del Banco Central, por ejemplo, como Carmen de Castro de Ariza, Sonia Blam de Pons, licenciada Quintana de Sabater, Enriqueta Vidal, Angelita Acosta, Manuel Fernández, Lillian Columna, María Castillo, Clara de Langa, Mercedes de Macarrulla, Horacio Vicioso, Eladio Knippig, Opinio Álvarez, además de Bienvenido Severino, Australio Castro, Felucho Jiménez, Reglita del Rosario, Clara Tejera de González, Águeda Herrera de Del Río, Milagros Ortiz Bosch, Luisín Mejía; y Petrica León, Ligia Bonnetti y Cynthia Guerra, como profesoras de inglés, entre otros, notando que las profesoras de taquigrafía debían ser certificadas por McGraw Hill, propietaria de la firma editora de los libros. También ejercieron como profesoras, a quienes vemos en las fotografías , de izquierda a derecha Nora Velázquez de González del Rey, Lourdes Camilo de Cuello y Lourdes Contreras de Isa, las cuales, todas, llegaron a ser subdirectoras del plantel por muchos años. Siempre recordadas serán las secretarias, Marilú Parra de Tejeda, Chica Alfonseca, Francis Dájer y Esperanza Peralta, y Sybilla López-Penha, asistente personal de doña Rosa. Debe indicarse que muchas de estas personas que laboraban en esta institución estaban ligadas a posiciones francamente izquierdistas, lo que nunca se tomó en cuenta para rechazar su contratación o su permanencia en la academia, siguiendo la filosofía de doña Rosa de que “el Gregg debía ser una pequeña Suiza”, donde se respetaban todas las ideas que debían acompañar la dedicación completa al trabajo. También se contrataba a personas de posiciones económicas acomodadas, porque tenían los conocimientos de idiomas extranjeros que no eran comunes en esa época.
Materias impartidas
Dentro de las asignaturas ofrecidas se incorporaban la taquigrafía Gregg, tanto en español como en inglés (shorthand); mecanografía, lengua española, aritmética, aritmética comercial, inglés comercial, correspondencia comercial en español e inglés, geografía económica, estadística, archivo, derecho comercial, contabilidad, contabilidad mecanizada y técnica general de oficina. Para ofertar dichas asignaturas contaba con artículos y maquinarias de apoyo como lo fueron los teletipos y las sumadoras, máquinas para contabilidad, archivos, mimeógrafos, dictáfonos, etc., de la marca Remington Rand, los cuales podemos observar en la fotografía del 23 de septiembre de 1957 donde algunas alumnas practicaban los quehaceres laborales. Doña Rosa le impartió a la institución una visión de futuro y de amplitud a la incorporación laboral, por lo cual se impartían clases de arte, de protocolo, de diseño arquitectónico y de toda materia que pudiera contribuir a la formación integral de una profesional.
Métodos
Las alumnas tomaban horarios de ocho de la mañana a doce del día y desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche, ofreciendo dos tandas, asequibles para que cualquier persona pudiera educarse en las carreras ofertadas. El Instituto, con tal de brindar una educación avanzada y un nivel profesional de máxima calidad, ofrecía prácticas en empresas públicas y privadas, para preparar a las futuras graduandas en cualquier ambiente en que ofrecieran sus servicios profesionales. En la fotografía del 4 de diciembre de 1972 vemos a un grupo de jóvenes observar las labores en el departamento de archivo de El Caribe, que dirigía Cruz Guerrero. Los tiempos modernos, con computadoras y accesorios por el estilo, la no necesidad del aprendizaje básicamente de taquigrafía, en fin, los tiempos innovadores, propiciaron la clausura del Instituto Dominicano Gregg a mediados de los años 90 del pasado siglo, acción que penosamente correspondió a Nora González del Rey. Este cierre, y el de otras instituciones similares, impactó notablemente en la falta actual de secretarias preparadas.