Inconsistencias del PIB para principiantes

A pesar de las fuertes y merecidas críticas que ha recibido, el producto interno bruto (PIB) sigue siendo el indicador más importante para medir el desempeño de una economía.  El PIB es la suma del valor de los bienes y servicios…

A pesar de las fuertes y merecidas críticas que ha recibido, el producto interno bruto (PIB) sigue siendo el indicador más importante para medir el desempeño de una economía. 

El PIB es la suma del valor de los bienes y servicios producidos en una economía en un período de tiempo determinado como un año o un trimestre. Para medirlo se estima, a través de encuestas y otros indicadores, el valor que efectivamente produce cada actividad económica, lo que implica descontar el valor de los insumos adquiridos para realizar esa producción.

Al final se suman los valores producidos en función del peso de cada actividad en la economía.

Pero como todo lo que se produce y vende también se compra, el total de lo producido debe ser igual al total demandado ya sea en la forma de consumo, inversión, compras del gobierno y compras de no residentes (exportaciones) descontando lo que los residentes compran fuera del país (importaciones) porque es una demanda que no compra producción nacional. Ambas cuentas, las de la producción y la de demanda, deben “cuadrar”.

Sabemos que el PIB no logra medir adecuadamente el bienestar de las personas (no está diseñado para ello). Además subestima la producción porque no mide adecuadamente lo que se produce fuera del mercado y tampoco considera la riqueza que se destruye al producir como la del capital natural. Sin embargo, nos acerca a cuanta nueva riqueza estamos produciendo, a quienes la están produciendo y a cuanto podemos hacer con ella. Se trata de una información de una importancia crítica.

En general, para evaluar la consistencia de las cifras del crecimiento, éstas se contrastan con otros indicadores relacionados como las importaciones, las recaudaciones y el empleo. Cuando la economía crece, la demanda se expande y con ello se incrementan las importaciones porque una elevada proporción de lo que consumimos lo importamos. De manera similar, como las ventas aumentan, tienden a incrementarse las recaudaciones gravadas. También el empleo tiende a reaccionar positivamente, aunque en años recientes esa relación se ha debilitado.

Es en ese contraste donde en años recientes han aparecido inconsistencias que hacen dudar a algunos de la calidad de la información servida. Por ejemplo, para 2013 el Banco Central reportó un crecimiento del PIB 4.1% respecto a 2012, pero las importaciones, antes que crecer, cayeron en más de US$1 mil millones, y las de petróleo en US$350 millones. En contraste, en 2012, el PIB creció en una cifra similar y, como era de esperarse, las importaciones crecieron en más de US$ 350 millones y las petroleras en US$136 millones.

En ambos años, los cambios en los precios del petróleo no  fueron significativos, y tampoco el cambio en la demanda de combustibles que no está directamente asociada a la actividad económica doméstica como combustible de aviación o asfalto.

Una explicación plausible es que el crecimiento global se debe mucho al fuerte aumento de la producción y exportación de minerales, las cuales no se traducen en aumentos significativos de las importaciones. De hecho, considerando la demanda total, la demanda interna apenas creció en 2013 porque la inversión se derrumbó, mientras la externa (exportaciones) creció en casi 7%.

Sin embargo, en 2012, la minería apenas representó un 0.6% del valor agregado total de la economía. Aunque, como se ha informado, en 2013 la minería haya crecido en un 151%, su participación es todavía tan baja que difícilmente pueda explicar una proporción significativa del crecimiento total.

Por el lado de las recaudaciones, la DGII reporta que en 2013 el crecimiento de las operaciones totales gravadas fue significativamente inferior a las de 2012, siendo que el crecimiento en ambos años fue similar. Igual comportamiento tuvieron las operaciones totales registradas por esa institución.

Aunque las metas recaudatorias estuvieron muy cerca de ser plenamente cumplidas, fueron los aportes de Barrick y de la Ley de Amnistía los que salvaron la situación.

Por último, se reportó que la tasa de desempleo no se modificó. Para que eso haya sucedido, una proporción muy elevada de la población debió haber salido del mercado de trabajo, un cambio altamente inusual en un período de tiempo relativamente corto.

Estas aparentes inconsistencias merecen explicaciones y una discusión pausada que devuelva la credibilidad perdida a las cifras oficiales. Algunas de ellas asoman para el ojo entrenado, pero esto no debe dejarse a la especulación o los pareceres individuales. l

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