Siempre ha sido tema de discusión qué tan relevante son las tasas impositivas para atraer o ahuyentar las inversiones. Muchos señalan que otros elementos son más importantes, como la infraestructura de puertos y carreteras adecuadas, electricidad y agua potable, buena base educativa, clima de negocios amigable, seguridad en la reglas de juego, una Policía eficiente, entre otras.
Instituciones internacionales monitorean cada año estos y otros atributos que aportan o restan competitividad, estableciendo un ranking de desempeño. Lamentablemente para nuestro país, de consistentemente nos han situado muy por debajo de la media mundial.
Por ello, si una empresa está evaluando desarrollar una inversión existen muchos países que nos aventajan, incluso cercanos.
Si entendemos que son legítimos y correctos los resultados de estos rankings de competitividad y le sumamos que somos una economía cada día más abierta, es fácil concluir que la estructura impositiva juega hoy un papel más importante que antes, cuando nuestro mercado estaba cerrado y no teníamos parámetros internacionales para compararnos.
No es secreto que nuestro país ha venido compensando estas ineficiencias vía la incorporación de regímenes preferenciales, tales como el de zonas francas industriales y la ley de fomento al turismo. O vía leyes menos abarcadoras como la de Proindustria.
Sin embargo, otros países han decido descartar el fomento de sectores y optaron por universalizar tasas impositivas para atraer inversiones. Irlanda es el mejor ejemplo con una tasa del impuesto sobre la renta a las corporaciones del 12.5%. No es de sorprender que 8 de las 10 principales empresas de tecnología del mundo y 9 de las 10 principales empresas farmacéuticas tienen instalaciones o sus cedes regionales en Irlanda: Google, Facebook, Paypal, Siebel, Apple, Pfizer, Microsoft, Yahoo, eBay y Amazon, para mencionar algunas. Suiza es otro pequeño país que se ha sumado a este esquema convirtiéndose en sede de muchas multinacionales. Panamá va por este camino en nuestra región. Esto indica que las tasas impositivas sí son relevantes.
En RD contamos con una tasa del ISR transitoria del 29%, mientras el promedio para los países ricos que conforman la OCDE es de 25%, y ellos cuentan con índices de competitividad superiores al nuestro. Si bien las circunstancias indican que no es un momento oportuno para hablar de reducciones de tasas impositivas a los niveles de Irlanda, tampoco lo es para reducir la cobertura de una serie de leyes que buscan compensar ineficiencias estructurales para mantener y fomentar las inversiones y el empleo. No podemos perder la perspectiva de que muchas de estas leyes están presentes para equipararnos con nuestros competidores internacionales. l