La iglesia Santa Bárbara está localizada en el centro histórico de la ciudad de Santo Domingo. Datos históricos sitúan su fecha de construcción a finales del siglo XVI. Fue reconstruida durante el siglo XVIII después de haber sido destruida por un huracán.
En el exterior del patrimonio monumental se destaca el cuerpo superior con bocel de ladrillo en forma curvada que le imprime un acento barroco a la fachada. Flanquean esta fachada dos torres desiguales con decoraciones en piedra y ladrillos. En esta iglesia fue bautizado el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, lo que le imprime más valor histórico. La iglesia Santa Bárbara y el Centro Histórico en su conjunto fueron declarados, el 8 de diciembre de 1990, como patrimonio cultural de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El templo es utilizado cada 26 de enero para la celebración de una misa por el natalicio de Duarte. Este año no será así, por el franco deterioro en que se encuentra. Los vecinos del barrio Santa Bárbara han denunciado que el Instituto Duartiano ha tomado la decisión sin hacer el menor esfuerzo para exigir a las autoridades que recuperen ese patrimonio. Más aún, que este año las instituciones del Gobierno Central y los cabildos están inmersos en la celebración especial del bicentenario del natalicio del fundador de la República Dominicana. La preservación de la iglesia Santa Bárbara y todo el Centro histórico de Santo Domingo es competencia del Ayuntamiento del Distrito Nacional. Así lo establece el artículo 19, literal h, de la ley municipal.
Asimismo, desde agosto del 1993 el Poder Ejecutivo creó una comisión permanente para que se encargue de la preservación de la Ciudad Colonial, el Patronato de la Ciudad Colonial, presidida por el Arzobispado de Santo Domingo y conformada por distintas instituciones. En el país existen tantas instituciones, con responsabilidad y recursos para atenderlas, por lo que es inexplicable que se dejen de hacer las cosas y que la negligencia permita que hasta peligre la conservación de la memoria histórica de la nación.