La Iglesia Popular

Llevar la iglesia fuera de los templos es trasladar las prédicas, los sermones, las homilías a las calles, barrios y poblados. Ese fue el mensaje de monseñor Francisco Ozoria, en su estreno como arzobispo metropolitano de Santo Domingo el pasado doming

Llevar la iglesia fuera de los templos es trasladar las prédicas, los sermones, las homilías a las calles, barrios y poblados. Ese fue el mensaje de monseñor Francisco Ozoria, en su estreno como arzobispo metropolitano de Santo Domingo el pasado domingo.Es un mensaje que entraña una apuesta de la Iglesia católica de ir hacia donde está su objetivo de evangelización, los feligreses, no sentarse a esperar pasivamente que estos lleguen a los templos.

La homilía de la primera misa oficiada por Ozoria, como cabeza de una de las dos arquidiócesis que existen en el país, proyecta que hay en marcha una nueva forma de recorrer el camino evangelizador, al menos en la jurisdicción que le corresponde al nuevo incumbente del Arzobispado de Santo Domingo.

No puede verse como una nueva política de la Iglesia para aplicarse en República Dominicana. Por la estructura de mando eclesiástica, monseñor Ozoria no es el jefe de la Iglesia Católica Dominicana. Es un obispo con igual jerarquía como los demás que tienen responsabilidad en las diferentes diócesis. Igual que la que tenía antes de ser designado en la posición que ostentaba antes del sábado último.

Pero su nuevo cargo tiene la particularidad de sustituir a monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, que con su personalidad de acción directa para exponer sus ideas, generó un liderazgo muy arraigado, aunque también con una alta tasa de rechazo. Pero las posiciones fuertes de aceptación y rechazo alrededor de las figuras públicas se convierten generalmente en una condición que acompaña a los liderazgos recios. Y López Rodríguez, que además de arzobispo metropolitano de Santo Domingo concentró la condición de Cardenal y por varios años presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, el órgano colegiado rector de la Iglesia, fue en ciertos períodos, el jefe, la voz de los católicos dominicanos.

Monseñor Ozoria no tiene las otras funciones que lo convertirían en jefe. Es solo arzobispo de Santo Domingo, la región religiosa de referencia, por ser la Primada de América. Esa condición le ofrece una posición privilegiada de referencia, también por el tamaño de su jurisdicción.

De ahí que su llamado —y el entendido de que es un fiel seguidor de la política del Papa Francisco, de cercanía e identidad con las minorías— se asume como un giro popular de la Iglesia católica. El futuro inmediato aclarará las dudas.

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