La Iglesia Católica estimó en un 60 por ciento el registro de divorcios en materia civil en el país.
Mediante el movimiento Religioso Matrimonio Feliz, la Iglesia atribuye la situación a la desintegración familiar, lo que estiman incrementa el consumo de alcohol y las drogas entre los jóvenes.
El núcleo católico entiende que para prevenir esa problemática se deben incentivar los valores cristianos y de familia, además de cultivar el amor y la confraternidad.