En “Lenguas indígenas del Caribe”, Julian Granberry traza la historia de las migraciones que poblaron el Caribe antillano. La primera ola migratoria acaeció, según se interpreta de sus datos arqueológicos y lingüísticos, porque tales datos “nos hacen pensar que la primera migración a las Antillas vino antes del año 4,000 a.C., cuando el pueblo ancestral de los ciguayos, migrando hacia el este desde la costa de Belice-Honduras al mar Caribe, descubrieron y se asentaron en las entonces deshabitadas Antillas Mayores. El lenguaje ciguayo, hablado solamente en la extrema península nordeste de La Española en 1492, era un lenguaje cuyos paralelos más cercanos son los lenguajes tolenses de la costa hondureña de Centro América, y datos glotocronológicos sugieren una separación del ciguayo ancestral del flujo tolense en Centro América muy antes del 3,000 a. C.” .Este pueblo casimiroide representaba una tradición lítica “-hacían y usaban artefactos de piedra- y subsistían de los recursos alimenticios que la naturaleza les brindaba. A diferencia de pueblos posteriores de las Antillas, ni hacían ni usaban cerámica ni practicaban la agricultura”.
La segunda oleada migratoria a la isla de Haití, ocurrió alrededor del 2000 a. C., cuando un nuevo pueblo llegó a las Antillas proveniente de la costa norte de Venezuela y del delta del río Orinoco con lenguas emparentadas con la cultura warao, estableciéndose en Cuba, Haití y Puerto Rico, cuya relación puede apreciarse en toponímicos de estas islas. Añade Granberry que “como los casimiroides, representan una tradición predominantemente lítica, pero, en algunos casos, modificada por el uso de utensilios de hueso y de concha además de piedra y, raramente, por la presencia de cerámica -tales culturas se llaman culturas arcaicas. Aunque también eran, … no agrícolas, algunas aparentemente empezaban a practicar cultivos”. También comenta que “… el origen de estos recién venidos no se ha establecido firmemente por la investigación arqueológica, pues ocurren solamente en las Grandes Antillas y las Islas de Sotavento en el extremo norte de las Antillas Menores. Se ha sugerido que estas culturas se podrían llamar culturas duales, una parte de la dualidad siendo ortoiroide, y la otra casimiroide”. Asevera que “los datos lingüísticos para los pueblos pre-taínos de las Antillas Mayores, excepto por dos palabras en ciguayo, son waroides en naturaleza, y se limitan a aquellos pueblos llamados macorijes por los taínos, lo que en taíno significa ‘los extranjeros’”.
Como sucedió con los ciguayos, los macorijes fueron también desplazados hacia el norte de la isla de Haití por los taínos de migración posterior.