En un principio, existía el trueque. La gente intercambiaba lo que tenía por lo que no tenía. Y este incipiente comercio se limitaba a materias primas y productos artesanos. Pero el trueque presentaba muchos inconvenientes: la dificultad de encontrar la coincidencia perfecta de necesidades en el tiempo exacto, el transporte de mercancías pesadas y el fraccionamiento de ciertos bienes. El dinero aparece como solución a estos inconvenientes. Al ser aceptado por todos, solucionaba el problema de hallar el “perfect match” y de comparar el valor de las cosas: es mucho más fácil decir que un carro vale US$30,000, y no tantas manzanas o arados. Su aparición tardó porque era muy difícil elegir qué cosa funcionaría como dinero. En diferentes tiempos y lugares se usaron materias primas, semillas, ganado, seda, monedas de metal…Todas estas formas iniciales eran dinero-mercancía, con valor en sí mismos. Tenían que ser escasas con respecto a otras, para ser valoradas y aceptadas. Pero presentaban sus problemas: el ganado no se podía dividir para pequeños cambios; las semillas fermentaban con facilidad y los metales eran pesados.
Entonces unos orfebres ingleses en el siglo XVIII comenzaron a custodiar el oro de otras personas. A cambio les daban un papel como recibo. Estas personas podían realizar transacciones con ese dinero-papel, liviano y manejable (sin valor per se, pero respaldado por el oro guardado). Hoy en día, el dinero se ha vuelto más bien una cuestión de confianza y no está respaldado a la manera de antes. Es tanta la actividad comercial que no existe suficiente cantidad de una mercancía para tenerla guardada como respaldo. Las transacciones crecen a un ritmo imparable, pero las reservas de oro, no. El valor de la moneda (ya sea dinero-papel o dinero-cibernético) se establece entonces con respecto a la de otros países. Y se dice, por ejemplo, tanto vale el dólar con respecto al euro, según el desempeño económico de cada nación. Las autoridades controlan la cantidad en circulación. Obviamente, si cualquiera pudiese “fabricar” dinero habría tantos billetes en circulación que perderían todo su valor. Esta es, en muy resumidas cuentas, la historia del dinero. Interesante conocerla porque su aparición constituyó uno de los fenómenos más extraordinarios de la humanidad.