Harold Priego, además de un sociólogo empírico era un gran artista. Sus pinturas, dibujos y pequeñas esculturas lo demuestran. Quizás pronto podamos hacer una exposición retrospectiva de su importante obra. Pero fue en su producción de obras satíricas, de viñetas de periódicos y revistas, donde su gran percepción de la sociedad y el ser humano se dio a conocer al gran público.
Un dibujo intencionado, con unas breves palabras sirven de desahogo colectivo ante situaciones hirientes o de abusos de cualquier tipo de poder. Pero aparte de la importancia del momento y de la capacidad de transmitir un sentimiento colectivo con las que se presentan las viñetas o caricaturas, está el dibujo y el dibujante. Sólo aquellas caricaturas en las que hay un gran dibujo, de calidad, son las que permanecen sin necesidad de explicaciones y largas notas históricas.
El omnipresente Harold Priego, lo de omnipresente no por Omnimedia, sino porque sus viñetas aparecían en los principales periódicos dominicanos, y no sólo en los periódicos, también en televisión, y pensaba llevarlo al cine. Harold Priego viene de una casta de artistas. Su padre fue el escultor Joaquín Priego, y su abuelo materno fue el pintor García-Godoy.
El personaje estrella de Harold es “Boquechivo”. Contaba Harold que el origen de Boquechivo fue la encomienda que le hiciera don Rafael Molina Morillo para que hiciera un personaje citadino local, y se le ocurrió el de Don Bartolo, un profesor cincuentón que vive en la Zona Colonial y, como a los personajes de esa zona, siempre le están sucediendo cosas o comentando de política y deportes. A ese personaje le surgieron, como algo natural, Diógenes, un mendigo filósofo y contradictor de todo; su imagen o viñeta es muy parecida al físico de Harold, es como una especie de alter ego, y también surgió Boquechivo, ingenuo, humilde, sin escuela; pero buena gente y a veces hasta muy torpe. También está Tulio Turpén, el prototipo de ministro de cualquier cartera que hace muchas obras y cobra muchas comisiones. Estos personajes han tenido una aceptación total después. Boquechivo es citado en discusiones y reuniones de “intelectuales” como hacedor de verdades absolutas, y es que está tan bien pensado que a Boquechivo nos lo podemos encontrar en cualquier esquina del país. Inés Aizpún, subdirectora de DiarioLibre nos ayuda con el tema de Harold/Boquechivo y nos dice: “Boquechivo es, como caricatura, la prueba de que un dibujo puede ser el editorial de un periódico”.
Yuleidy ya se ha quedado en el habla popular como un calificativo. Harold sabía que los pobres se ríen de los ricos, y que los ricos ignoran a los pobres, temiendo verse como ellos.