Matarse por las religiones es una estupidez, dicen los muy listos. Por las palabras de religiosos hemos visto la barbarie de fanáticos invocando la supuesta voluntad de Dios. Las bombas y el degüello son los últimos ecos de esa locura que llaman la voluntad de Dios. Veíamos las guerras religiosas como algo lejano en el tiempo y en la mente: Las Cruzadas, Saladino, aquello de “Lloras como mujer lo que no supiste defender como hombre” enrostrada a Boabdil por su madre, cuando él entrega las llaves de Granada a los Reyes Católicos. No, eso no está lejos, ni siquiera se había ido. La permanente confrontación de Oriente contra Occidente. Choque de civilizaciones de ayer, de hoy y de mañana.
Es tal el despliegue de las hordas islámicas por Oriente, África y Europa que cualquier día Europa se podría despertar y encontrarse que los fanáticos islámicos los poseen. Es la Contra-cruzada, la yihad en casa. Franceses, ingleses o alemanes son parte del terror islámico. Una masa de hijos de musulmanes, que nacieron en Europa o en el Reino Unido, con plenos derechos ciudadanos como europeos; pero que odian a Occidente. Nacieron engendrados por el odio que sus ancestros inmigrantes islámicos siempre han tenido y tendrán a Occidente.
¿Cómo encuentra a Occidente este nuevo capítulo de la eterna confrontación? En su peor momento. Sin fe y sin valores. Con una fractura del pensamiento que engendró el Renacimiento, ese pensamiento que ha creado un mundo de libertades y riquezas espirituales, compuesto por el conjunto de prácticas, instituciones, ritos, ideas y cosas que llamamos cultura occidental. Pero esa misma cultura y libertades nos fragmentan, nos separan de la unidad occidental.
Hoy nos encontramos con separatismo tribales auspiciados por partidos políticos para hacer sus reinos de Taifa, como ejemplo tenemos a los separatista de algunos partidos catalanes contra España y Europa. Puro egoísmo torpe, aldeanismo de barretina calada hasta las narices. La antítesis de lo que fue una vez Cataluña, y muy especialmente Barcelona.
No hay la menor duda de que estamos inmersos en una guerra religiosa a gran escala, de nuevo. Y quienes se creen agnósticos, ateos o budistas podrían pensar que esa no es su guerra; craso error. El islam sólo ve el mundo en dos colores: Musulmanes o infieles. Todos estamos metidos de un lado u otro, querámoslo o no; y uno es lo que es, pues algo debe ser. Y nosotros somos occidentales con todo lo que ello implica. Y ellos son musulmanes con todo lo que ello implica. Y aunque toda muerte es segura, aún tenemos la vida, con nuestra manera occidental de entenderla, con todo lo que ello implica.