Estamos al borde de una transformación global casi en todos los ámbitos. El desempleo, las guerras y la revolución tecnológica han creado un cóctel que ha ido generando una gran crisis, y las naciones del mundo se están readecuando a lo nuevo que todavía nadie sabe qué será exactamente. Mientras tanto, en lo que nos aclaramos cómo quedará nuestra civilización en los próximos años, podemos apreciar lo que hicieron algunos artistas hace 400 años; como es el caso de El Greco, el griego de Toledo.
España está celebrando los 400 años de Doménico Theotocópuli, mejor conocido como El Greco. En Toledo, ciudad de adopción de ese griego genial, se inició esa celebración con una exposición en cuatro locales de esa hermosa ciudad. Las colecciones estatales, como la del museo nacional del Prado, la del museo de Santa Cruz, principal sede de la exposición, y la colección del Museo del Greco, unidas a colecciones privadas internacionales han hecho de esa celebración un gran acontecimiento cultural europeo. Luego seguirán, a partir del 24 de junio, otras muestras de la obra de El Greco en Madrid, en las que se podrá ver la influencia ejercida sobre artistas modernos que han sido tocados por la magia del gran artista, que cuatro siglos después de su fallecimiento se hace cada vez más moderno.
Es interesante como se desarrollan las obras de los artistas. Hasta hace poco El Greco no era tan apreciado, al extremo de que un director del Museo del Prado, el pintor Madrazo, pedía que se descolgaran aquellas “horribles caricaturas”, y el “Entierro del Conde de Orgaz yacía enrollado, polvoriento y dañado, en el suelo de una dependencia de la iglesia de Santo Tomé, según cuenta don Gregorio Marañón en la introducción al catálogo de la exposición en Toledo. Así de azarosa es la vida de los artistas, que viven soñando con el éxito durante el curso de sus vidas terrenales; pero que quizás es la posteridad quien se los dará.
El Greco no sólo se llevaba del juicio intuitivo de los sentidos, sino que sus obras eran también en gran parte producto de la conceptualización del objeto, paisaje o persona que pintara. Se arriesgó y alargó las figuras con total desproporción, que para su época era cosa rara salirse de las medidas y proporciones académicas. Hoy, los expresionistas o Amadeo Modigliani, pintor tan extraño como El Greco, han hecho de las desproporciones una forma de expresar tan válida como la rigurosidad técnica que exigen los academicistas.
La celebración de “El año de El Greco”, realizada por instituciones estatales españolas, demuestra que los gobiernos pueden y deben involucrarse a fondo con el arte.