En estos días finales del año 2014 he estado reflexionando en torno al futuro de la República Dominicana, a partir de los conceptos de gobernabilidad e institucionalidad, en vista de que son elementos claves para garantizar el desarrollo económico, social, político y cultural y el fortalecimiento democrático de cualquier Estado moderno del mundo.
Los conceptos anteriormente citados se inscriben en el ámbito de los desafíos que tiene por delante el Estado dominicano, los cuales no pueden abordarse de manera aislada, sino como un conjunto que sirva para identificar obstáculos que afectan el desarrollo y, por consiguiente, el futuro del pueblo dominicano. Afortunadamente se trata una cuestión superada a partir del consenso que se generó para la aprobación de la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo.
Por supuesto, estas reflexiones no pueden hacerse al margen del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización a la que le ha correspondido dirigir los destinos del país durante 14 de los últimos 18 años. El Partido fundado por el Profesor Juan Bosch hace 41 años ha dejado su impronta positiva, a través de su disciplina y su mística, las cuales se mantienen debido a los fuertes lazos que las unen, pero, sobre todo, por su coherencia con los principios en los que se sustenta la organización.
La casi totalidad de las reformas institucionales que desde finales de la década de 1980 se han aprobado en el país corresponden a esa organización, especialmente las relacionadas con la transparencia y la rendición de cuentas, además de la viabilización de la moderna Constitución Política promulgada el 26 de enero del año 2010. Este proceso se inició en 1996 con la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma y Modernización del Estado, la cual dio origen a un nuevo proceso en la historia política del pueblo dominicano, al plantearse desde el gobierno, dirigido entonces por el compañero Leonel Fernández Reyna, la necesidad de dar un salto cualitativo.
Nadie discute que República Dominicana permaneció al margen de los principales acontecimientos mundiales, antes del ascenso al poder del PLD, mientras el resto de las naciones del mundo experimentaban cambios, reformas o modernización de sus instituciones. La Comisión Presidencial para la Reforma y Modernización del Estado surgió en septiembre del 1996, mediante el decreto 484-96 como órgano plural, constituido por representantes de la sociedad y de los diferentes Poderes del Estado.
Actualmente, al pasar balance a los gobiernos peledeístas encabezados por los compañeros Leonel Fernández Reyna y Danilo Medina Sánchez, tras la comparación respecto a los niveles de gobernabilidad y de institucionalidad alcanzados en casi una década y media; queda claramente demostrado que los aportes del PLD han sido significativos, aunque aún permanecen grandes desafíos por afrontar en el futuro inmediato, que de seguro lo haremos en el presente gobierno del PLD y en el que de seguro dirigiremos a partir del 16 de agosto del año 2016.
Para analizar el concepto de gobernabilidad, entendida como el proceso en que, a través del Estado, se logra construir un orden político coherente, es decir, se articulan las contradicciones existentes en la relación entre legitimidad y eficacia a partir de instituciones estables, existen una serie de indicadores que la miden, entre ellos los que elaboró el Banco Mundial, los cuales permiten comparar y analizar la evolución de la misma en 209 países de todo el mundo. Entre esos indicadores figuran la voz y rendición de cuentas, estabilidad política y nivel de violencia, efectividad gubernamental, calidad regulatoria, Estado de Derecho y control de la corrupción. En un mundo interconectado como el de hoy, el PLD ha construido una base institucional en la República Dominicana para que siga avanzando, afrontando los desafíos existentes como son el respeto a los derechos humanos y el imperio de la ley, la promoción de la participación y la transparencia, la intensificación de la rendición de cuentas y la eficacia, así como la calidad y la legitimación gubernamental.
El conjunto de principios provenientes de la Teoría Bochista se ha constituido en un fundamento teórico básico para conocer e interpretar cabalmente la sociedad dominicana, en sus características propias y en su relación con los demás países del mundo; y especialmente los que están vinculados a nuestro proceso de desarrollo. El PLD asumió el Boschismo visionariamente como doctrina, antes de la caída del Muro de Berlín, en 1989, lo que le aseguró un cuerpo ideológico único en América Latina. Aunque se requiere seguir avanzando, el ascenso al Poder del PLD, desde 1996, marcó el inicio de la República Dominicana hacia la consolidación de la gobernabilidad democrática y el fortalecimiento de la institucionalidad del país.
¡Próspero año 2015! l