Auno de mis nietos le asignaron en su escuela una tarea que consistía en proponer alguna idea sobre la crisis europea. Como era lógico se me acercó para que yo le explicara cual era la situación.
Le dije que el problema fundamental de la economía europea es que varios países con niveles de eficiencia diferentes decidieron tener una moneda común. Por un lado estaba Alemania donde sus obreros son altamente calificados y trabajan más horas. Por otro lado tenemos países del sur de Europa donde los obreros no son tan capacitados y trabajan menos. Naturalmente, si los primeros pueden producir diez unidades en un día, los segundos sólo podrán producir una cantidad menor.
Pero si los obreros ganan lo mismo, el costo de producción de los primeros será mucho más bajo que en el segundo grupo de países, y por tanto los consumidores de ambos preferirán comprar los productos más baratos fabricados en el país más eficiente.
Le expliqué que cuando eso sucede entre dos países con diferentes niveles de eficiencia, lo que generalmente hace el gobierno del menos eficiente es reducir el valor de su moneda para que sus ciudadanos se vean obligados a tener que comprar menos productos del más eficiente. Esto también equivale a decir que el ingreso real del trabajador menos eficiente se reduce. Por lo tanto, al reducirse los salarios reales, también se reduce el costo de producción y consecuentemente pueden abaratar sus productos hasta igualar el precio del país más eficiente. Así se logra el equilibrio entre los dos países, pero al final el más eficiente podrá tener un salario real mayor que el otro y mejor nivel de vida.
Sin embargo, como en Europa tienen una moneda común, los países menos eficientes no pueden devaluar sus monedas para ser más competitivos. Por tanto, la única salida que han tenido para seguir consumiendo es mediante el endeudamiento. Esto es lo que ha sucedido en Europa. Alemania le vende sus productos a Grecia, Italia, España y otros, y para ello también tiene que prestarles dinero para que le sigan comprando.
Al principio todo funcionaba bien, pero cuando el endeudamiento llegó a un punto en que no se podía pagar la deuda, entonces surgió el problema. Grecia no puede pagar su deuda a los bancos alemanes lo que significa un grave problema para esos bancos. Pero además, Grecia no podrá seguir comprando la misma cantidad de productos alemanes, lo que podría obligar a una disminución de la producción industrial alemana y un aumento del desempleo. La solución no es seguir endeudándose ya que esto agravará aún más el problema. Mi nieto me dijo, y por qué no crean dos euros con distintos valores, uno para los más desarrollados y otro para los menos eficientes. Interesante sugerencia.