Plazas simbólicas de muchos países, principalmente árabes, se han convertido en piras humanas. Hombres arrastrados por la desesperación que provoca el desempleo: “Se mató no porque quería hacer una protesta política. Se mató porque no tenía un empleo”, dijo un gerente de fondos de inversión paquistaní a la BBC.Aquí, contrariamente, un alto funcionario del gobierno actual comentó que quien no tiene trabajo por más de un año no es más que un vago. Son visiones de una misma situación que demuestran los sesgos cognitivos que producen el estar o no en posición de ventaja en una sociedad.
El desempleo que vive el mundo, y en especial nuestro país, está creando las condiciones para que tengamos la generación más dañada de los últimos 50 años.
El desempleo en sociedades como las que hemos construido es más letal que el conocido en otros tiempos, ¿por qué? Porque hemos hecho una sociedad de consumo llevada a sus últimos límites, una sociedad de desamparo para el pobre, una sociedad vejatoria y abusadora para el que no puede ostentar capacidad de compra, de consumo, de derroche. La generación dañada por el desempleado crónico de hoy es una generación de viejos jóvenes y de jóvenes sobre-educados. Una generación de maestrías y doctorados sin empleo o con empleos basura. Una generación de busca-vidas por obligación.
Estamos graduando grandes cantidades de mujeres en universidades, para luego negarles oportunidades de trabajo o para negarles un salario decente, desperdiciando sus talentos.
Cada vez más los hombres están dejando de graduarse en las universidades para dedicarse a trabajar lo que sea y por cualquier salario, para delinquir o para meterse a la política populista, dos actividades que cada vez más parecen la misma cosa.
La generación dañada siente que los políticos, sindicalistas y dirigencia empresarial no les representan. Sienten que se han quedado solos. Y esa soledad es peligrosa. Esa soledad ha creado los hombres-piras, los suicidios; pero esa soledad en desempleo genera algo peor: la destrucción de la sociedad misma. Esa sociedad que genera especímenes que dicen que quien no ha conseguido un trabajo es porque es un vago.
El espectáculo de gobiernos corruptos creando estructuras de impunidad y poder a largo plazo podría ser el detonante para una transformación forzosa del tinglado corrupto y abusador. Una superestructura, pseudo-democrática, para la impunidad y mantenimiento de una sociedad inoperante, eso sería lo que legitimaría a la generación dañada para desconocer un falso Estado de Derecho, hecho con mala fe, con alevosía y con el veneno aniquilador de jóvenes.