La semana pasada pudimos ver en la televisión internacional cómo un diputado andaluz, Sánchez Gordillo, se constituía, altavoz en mano y con inmunidad parlamentaria, en pandilla de delincuente y ordenaba atracar un supermercado.
Alega el apandillado que estaba “expropiando una minúscula parte de los beneficios” del negocio atracado. No sorprende el descaro, por repetitivo, la arrogancia y falta de todo pudor como actúan esos falsos líderes de izquierda.
Ese diputado izquierdista fue pillado recientemente viajando en primera clase en Iberia y hospedándose en un hotel 5 estrellas en Venezuela. En la Venezuela de Chávez, que será el modelo de país que ese diputado atracador de supermercados tendrá como ideal para España.
De viajar como millonario a atracar supermercados para “expropiar una minúscula parte”, sólo hay un par de fotos. Ese supermercado atracado paga impuestos, crea empleos, y con ello contribuye al bien común de todos los ciudadanos, de esos mismos que ese diputado atracador dice defender. La diferencia entre esos falsos “defensores del pueblo oprimido” y los que generan empleos y pagan impuestos, como los dueños del supermercado, son que los últimos están trabajando y no haciéndose los buenos todos los días, como Sánchez Gordillo.
La fiesta populista que los “líderes izquierdistas” quieren hacer en España para derribarla, después de dejarla arrasada con los socialistas al poder, tiene como orquestas a Irán y la Venezuela chavista, ya que Cuba no puede ser pues todos sabemos cómo han dejado a Cuba. La Venezuela que está sin instituciones confiables; como un país corrompido, en bancarrota, con inseguridad jurídica, falta de libertades individuales, y la mayor inflación en América. Allí donde el gobierno privilegia a las empresas de los amigotes, mientras amenaza a otros generando un clima de miedo e intolerancia. Allí donde se ataca la libertad de expresión, como los casos de las televisoras. Allí donde la población sufre miserias mientras Chávez le paga a sus amigotes viajes en primera clase y hoteles cinco estrellas para entrenarse en el arte de atracar supermercados.
Es que los de izquierda son así, van de buenos por la vida y a su paso, en primera clase por supuesto, van dejando países destruidos, odios y rencores, como en Cuba y Venezuela. Así son esos “iluminados” que ahora, cuando España está en problemas heredados de ellos mismos, en vez de ayudar quieren hacer fiesta tirados a la calle todos los días, asaltando supermercados, invadiendo fincas y amedrentando partidos políticos frente a sus puertas con el típico “Hijos de putas”. De ahí al paredón sólo hay un paso. Un fantasma recorre Europa, el populismo amedrentador y mentiroso.