Feminicidios

La violencia de género está presente desde siempre. En algunas sociedades fanatizadas en su religiosidad como en el islam, existen los…

La violencia de género está presente desde siempre. En algunas sociedades fanatizadas en su religiosidad como en el islam, existen los crímenes de honor perpetrados, por primos, hermanos, e incluso, hasta por los padres de la mujer.

En las sociedades occidentales, quien decide acabar con la vida de la mujer es la pareja.

La sociedad dominicana enfrenta otra desgracia más dentro del rosario de desdichas que nos invaden. Lo peor es que los maltratos contra la mujer van en aumento, sin señales de desaparecer.

Crímenes en el que los culpables no siempre guardan prisión, a pesar de los 59 hombres que están presos, según el informe del nuevo modelo de gestión penitenciaria. Nos alimentamos cada día de mujeres asesinadas o maltratadas y de hijos huérfanos. (103 niños huérfanos durante el 2011). Entre enero y junio de este año han muerto 98 mujeres a manos de parejas o exparejas.

Lamentablemente, la violencia contra la mujer no es sólo dominicana, está en cada entorno y país donde ese hombre se cree con derecho a finalizar la existencia de su cónyuge o a maltratarla física y sicológicamente. Por citar sólo un ejemplo, en España han sido asesinadas 25 mujeres en lo que va de este año.

El procurador general de la República anunció la ejecución de un plan para la atención y protección eficaz a las víctimas de violencia de género e intrafamiliar. Y las preguntas serían, ¿para cuándo se hará efectivo ese plan? ¿Se le dará seguimiento a cada caso? Recientemente, la directora ejecutiva del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), Magaly Pineda,  propuso el uso de brazaletes electrónicos para incluir a hombres que tienen orden de alejamiento expedida por reclamo de sus parejas, una medida que evitaría estos abusos.

Para nuestra sociedad, es vital implementar políticas de protección a las maltratadas y a sus familiares, educar mejor a la familia, enseñar patrones de conducta a nuestros hijos, apresar a los asesinos y que ojalá, algún día pueda haber un sistema fiable de denuncias de maltrato y seguimiento a casos.

Esos anhelos pueden ser un sueño, pero mientras los planes que pronunció el procurador se llevan a cabo, y los brazaletes hacen su función, nuestras mujeres continúan muriendo.

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