Muchas personas están de acuerdo en que las fechas no son importantes, que cualquier día es ideal para dar y recibir afecto, amor o un presente; para escuchar palabras hermosas, para pasar un rato agradable, para tratar de ser y de hacer feliz a las personas que amamos.
No es necesario esperar una fecha, consignada en el calendario como Día de Año Nuevo, para desear y desearnos prosperidad y felicidad. Ese debe ser un deseo permanente, tanto para sí mismo, como para los demás.
¿Por qué hay que esperar que llegue el Día de San Valentín, Día del Amor y la Amistad, para comprarle ese regalo que sabemos iluminará el rostro de aquel a quien se lo compramos? Tampoco debemos esperar que el calendario marque el día 14 de febrero para recibir regalos de nuestros seres queridos.
Lo mismo ocurre con el Día de las Madres y de los Padres, ¿acaso hay que esperar que lleguen los últimos domingos de mayo y de julio para demostrarles a nuestros padres lo mucho que los amamos y lo infinitamente agradecidos que nos sentimos por todo lo que nos han dado? No lo creo.
El amor de una madre y de un padre hacia sus hijos es algo de todos los días, así como también lo es el amor entre amigos, hermanos y amantes. Esto no quiere decir que si se logra algo que se perseguía con tesón, que cuando se alcanza una meta, cuando nos suceden cosas que nos hacen felices, nos dé lo mismo quien esté a nuestro lado.
Igual sucede cuando estamos tristes, cuando el dolor y el sufrimiento nos agobian, no queremos el hombro de cualquiera para llorar. No nos sirven los brazos de cualquiera para consolarnos. Agradecemos la intención, pero no es lo que queremos. Tanto en los momentos de inmensa felicidad, como en los de la más profunda tristeza. Queremos a nuestro lado solo a aquellos que realmente amamos, porque sabemos que si ellos sienten por nosotros el mismo amor, serán felices con nuestra alegría y sufrirán por nuestra tristeza. Los demás sobran.
Es más, si no llegaran a amarnos como nosotros los amamos, al menos delante de ellos no nos importará dejar aflorar nuestros sentimientos. Las fechas establecidas no importan, pero esos días y momentos nunca serán los mismos si transcurren lejos de quienes queremos. l