La primera vez que República Dominicana aceptó recibir a un grupo de asesinos de ETA, como un favor a Felipe González y a España, en calidad de “vigilados especiales”, los vecinos del bloque de apartamentos donde fueron alojados los asesinos hicieron un gesto de valentía y dignidad, que no han hecho todavía los españoles vascos: Les hicieron saber que en su vecindario no querían asesinos.Les pusieron pintadas en las escaleras y en la puerta del apartamento donde medraban. Ese gesto hizo que ensuciaran sus pantalones como lo cobardes que son.
Entonces, las autoridades dominicanas los trasladaron a una casa individual en otro barrio, custodiados por policías nacionales en una zona donde se difunden pocas noticias internacionales, y una zona que es tolerante con los delincuentes de cualquier ralea.
Ahora la ETA no puede más, no porque el gobierno los tenga acorralados, sino porque la gente ya no se traga eso de la lucha armada contra la dictadura, de que sigan matando y extorsionando dinero a cambio de no matar. Porque España es un país libre, con más democracia que en Estados Unidos, y más que la que soñaron los griegos originarios.
Y, como decía otro sanguinario, El Che Guevara, mientras haya una posibilidad democrática no puede haber lucha armada. A sabiendas que lo de ETA no es lucha armada, sino delincuentes armados hasta los dientes y con ganas de matar. Una patología, la de matar, grabada a fuego en sus genes y que no se borrará con un comunicado amenazador, con capuchas siniestras y con la bandera navarra como forma de amenaza contra los navarros.
El negociar con el verdugo a partir de cuando él diga no es válido, es ganancia de verdugo. No se les puede aceptar a los asesinos de ETA que sean ellos quienes marquen el ritmo de la justicia. El ritmo de la justicia lo marca el derecho.
Y en este caso, el ritmo del derecho es a ritmo de código procesal penal. Aplicación del derecho penal a los culpables directos, a sus secuaces y a los cómplices.
El daño a España, a Euskal Herría y a Francia ha sido demasiado grande y demasiado largo. Una agonía impuesta por delincuentes pseudorrevolucionarios, que aprovecharon a los izquierdistas y a mucha prensa resentida para transmitir un meta-mensaje falso y dañino hasta el tuétano para todos los españoles, incluyendo a los izquierdistas y periodistas resentidos.
El rechazo social, como se hizo con O. J. Simpson en EE UU, sería una buena medicina para los encubridores a sabiendas. Ese rechazo social tan eficaz, y que tanta falta hace también en RD contra los delincuentes de cuello blanco y los políticos corruptos exhibicionistas.