E l crecimiento de la población que supera los 60 años va en constante aumento y éste camina casi a la par con la cantidad de personas en ese rango que deciden matricularse en universidades, lo que viene a representar hoy por hoy la mejor arma para combatir el ocio y la soledad propia de la tercera edad, en muchos casos.
Y es que envejecer no nos impide seguir aprendiendo, seguir superándonos, seguir reinventándonos. Si es cierto que con el paso de los años nos limitamos físicamente, no ocurre igual a nivel de la mente.
La necesidad de retroalimentación, de sentir que todavía están vivos, el deseo de adquirir conocimientos, de superarse, mejorar la calidad de sus vidas, son motivadores que llevan a los de la tercera edad a matricularse y descubrir que son aún fructíferos.
La capacidad de aprendizaje es igual en la tercera edad que en otras épocas de la vida; las variaciones que puedan registrarse vienen dadas solo del nivel académico de cada quien.
Nada que ver con la edad. Y aunque la memoria inmediata comienza a disminuir, por fortuna los docentes en este rango de la población no hacen tanto énfasis en memorizar textos y rendir exámenes, se enfocan en trabajos y en investigaciones.
Estudios neurológicos apuntan que el ejercicio mental mejora la dinámica del cerebro, lo que facilita el análisis y la resolución de problemas por lo que, en la medida que ejercitemos la mente en esa misma medida nuestras respuestas serán ágiles o no.
Las enfermedades mentales propias de la edad, como las demencias y la depresión a través del estudio en la tercera edad se pueden prevenir en algunos casos o retardar en muchos otros. Adicionalmente mejora la calidad del envejecimiento a través del restablecimiento de contactos sociales.
El solo hecho de vestirse para ir a la universidad y el interactuar con sus compañeros y profesores hace que las personas de la tercera edad se renueven, se rejuvenezcan física y mentalmente. Estudiar a esta edad evita el aislamiento y la marginación. Social y familiar.
Antes, una mujer de 50 años se preparaba para cuidar los nietos, porque esa era la evolución, como si la tercera edad fuera el comienzo de la despedida de este mundo, en términos de productividad y actividad.
“Eso ha cambiado, el ser humano ha tenido la necesidad de abrirse otros espacios y así lo ha presentado también los tiempos con el tema de las redes sociales y el conocimiento digital que le ha permitido a las personas de tercera edad expandirse y no solo en los escenarios académicos, también en lo social”, quien lo asegura es la psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja Martha Rodríguez abordada sobre el tema para elCaribe.
Aunque está claro que una mujer de 50 años no tiene la misma perspectiva que una de 22, sí tiene otros campos y otras oportunidades , “el ser humano a nivel psicológico hizo rápidamente esa transferencia de mutacion hacia la búsqueda de ese espacio, porque realmente, antes, a partir de los 50 las personas entraban en un proceso depresivo porque se veían enfrentando una jubilación y el hecho de irse para sus casas deterioraba rápidamente su salud y eso implicaba el sentirse atrapadas en un proceso depresivo”, detalla Rodríguez.
“Lo que vemos ahora es la evolución dinámica del ser humano quien ya no vive para morir, sino para disfrutar, para tener experiencias, darse oportunidades.
Eso es lo que estamos viendo, un cambio en las personas de la tercera edad. No es una aproximación a la cultura de la muerte sino una aproximación a las nuevas oportunidades de vida”, dice, y es en este sentido que desarrollamos nuestra entrega.
La población de la tercera edad está aumentando y se espera que siga ese incremento en los próximos 20 años, paralelamente se ha visto el auge en los de la tercera edad a ingresar a las universidades. ¿ A qué cree obedece esa tendencia?
Estamos en la era digital y del conocimiento, el ser humano ha desarrollado la búsqueda de nuevas oportunidades, de abrir otras puertas y de no quedarse estacionado de manera contemplativa y dependiente de la atención que otros puedan dedicarle.
Ya la tercera edad es vista como un nuevo comienzo hacia áreas de la vida que no pudieron experimentarse porque las circunstancias no se lo permitieron.
Darse ese espacio personal es un tema de valorización y autoestima, donde la misma persona se hace protagonista y director de un nuevo guión existencial.
l ¿Considera que estudiar en la tercera edad sea beneficioso para la pareja casada?
l El estudiar en la tercera edad estando casado duplica el beneficio emocional, porque la persona busca sentirse apoyado(a) en esta nueva meta y además de compartir nuevos contenidos que enriquecen la calidad del diálogo en la pareja aumenta la sensación de complicidad, de respeto a la individualidad y la construcción de un crecimiento mutuo a partir de la meta vivida por uno de los miembros de la pareja, lo que contagia al cónyuge, quien terminará buscando espacios similares de participación.
l ¿Estudiar en esta etapa de nuestras vidas puede verse como un deseo de superación real o una manera de escapar de la rutina?
l Estudiar en la tercera edad debe ser más que un deseo de superación o sentimientos de escape.
Debe ser la búsqueda de una nueva realización y motivación personal que aumente el espíritu de lucha y eleve su energía vital. Si es un escape no tendrá el efecto renovador y quedará como conocimiento estancado.l ¿Algún denominador común o características que definan a estas personas que en la tercera edad deciden matricularse en una universidad?
l El perfil psicológico más común que caracteriza a las personas universitarias de tercera edad tiende a presentar rasgos asociados al desafío, al espíritu de lucha, son resilientes, responsables, orientados a la innovación y la autorrealización.
l ¿Cuáles son las carreras de mayor demanda a esta edad y por qué?
l Las carreras más solicitadas son derecho, psicología, comunicación, creemos que son carreras que les permiten una mayor libertad en esta etapa de sus vidas.
l ¿Alguna limitación para quienes deseen estudiar en la tercera edad?
l La única limitante que tiene una persona de tercera edad para verse obstaculizado en cumplir su meta académica es que presente problemas degenerativos de índole neurológico, que pueden bloquear o disminuir sus competencias de memorización y de comprensión. l