Lotomán
El cine es un arte complejo, que para lograr una obra de calidad debe conjugar con creatividad, profesionalidad y buen tacto el resto de las artes que componen su universo: actuación, cinematografía, música, decorados y guión.
Y conseguir una convincente exposición de estos elementos en la gran pantalla es una tarea aún pendiente en nuestro cine.
Es en parte las dificultades que no ha logrado superar el director Archie López en Lotomán, la nueva comedia dominicana protagonizada por los dos humoristas más populares del momento: Raymond Pozo y Miguel Céspedes. A ellos el crédito de las largas filas que se hicieron en los cines de todo el país el pasado fin de semana largo, el cual ha sido una bendición (comercial) para su estreno.
López (Mi novia está de madre y Cristiano de la secreta), con una gran experiencia en el campo de la publicidad maneja muy bien el aspecto de la estética cinematográfica, sabe conseguir buena imagen, apoyado en la experiencia del fotógrafo PJ López y tiene un sentido claro de lo que es un buen decorado.
Es quizás el punto de encuentro en todas sus películas, reto superado que aún muchos de los realizadores más activos necesitan desarrollar. Pero el cine necesita de historias convincentes, de guiones efectivos, de diálogos que nos convenzan de una vez por todas que estamos viendo una película, y no una típica comedia de televisión.
Lotomán carece de una buena historia, de un gancho argumental que nos permita creernos todo ese rollo durante más de una hora y media.
López apela una vez más a los rostros conocidos, a gente de la televisión que al fin y al cabo no atrae público. Todo lo contrario. Son apariciones innecesarias que inevitablemente nos mantienen bajo la sombrilla de una producción enmarcada dentro del lenguaje televisivo.
Bienaventurada la popularidad que han logrado Raymond y Miguel a través de sus programas humorísticos de la televisión, pero sus actuaciones en Lotomán están muy por debajo de los niveles que deben alcanzar para ganarse el aplauso de la crítica y, posteriormente, la consagración comercial que le dará el público a partir de ese trabajo que permite desarrollar una trayectoria plausible.
Pero Raymond y Miguel están muy por debajo de lo que pueden lograr. Una sorpresa es el trabajo de Alfonso Rodríguez, la mejor actuación de todo el elenco. Porque lo del casting es todavía un asunto muy serio: Archie nunca debió tener a una Elizabeth Ruiz en un papel tan relevante, a una Ibelka Ulerio en un par de apariciones innecesarias, a Olga Bucarelli teatral y acartonada, y una Sarah Jorge desafortunada. Lograr un buen elenco también es un trabajo fundamental para complementar el resto.
Porque Alfonso transmite esa naturalidad que requiere el cine, y nos creemos su personaje, de ahí que su actuación esté por encima incluso de la de los protagonistas. Es, por cierto, el ejecutivo empresarial que lleva a Modesto (Pozo) a cometer los errores que se saltó Céspedes, el primero quedando en bacarrota y el segundo ganando dinero tras las inversiones que hiciera luego que se sacaron la loto (100 millones de pesos) que a partir de lo que hicieron ambos pareciera que fueron cien millones de dólares. Incongruencias argumentales.
La buena estética de Archie López (que tiene en Mi novia está de madre su mejor producción hasta el momento) se combina con la estupenda música de Alex Mansilla, ganador de dos Grammy Latino el año pasado.
Lotomán llevará gente al cine y puede romper récords, casi garantizado, pero está lejos del ideal (o promedio) cinematográfico al que debe aspirar el cine dominicano con calidad.
Lotoman HH Dir: Archie López. Int: Raymond Pozo, Miguel Céspedes, Olga Bucarelli, Alfonso Rodríguez, Sarah Jorge, Chelsy García, Elizabeth Ruiz, Manuel Varet, Ana Rossina Troncoso y Zoila Puello. Guión: Alejandro Andújar (basado en la historia de Martín Díaz Bello). Música: Alex Mansilla. País: República Dominicana. Año: 2011. Género: Comedia.
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