Una de las características que tienen los estados, más en países en vías de desarrollo, es que por donde quiera que usted lo mire, brota mucho, pero mucho dinero, aunque la población en sentido general no lo vea.Es el caso de República Dominicana, donde existen diversas instituciones que manejan recursos fuera del Presupuesto General de la Nación, es decir, que no se incluyen en la estimación de ingresos y menos en la planificación de gastos del sector público en cada año.
Y rinden cuentas, pero son cuentas pocas veces auditadas de manera rigurosa por el organismo competente, pues esos organismos no funcionan con efectividad a pesar de que existen (Contraloría General de la República y Cámara de Cuentas).
Entre esas entidades, que manejan mucho dinero y no rinden cuentas directas están las reguladoras, como el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) con el 2% sobre las facturas de los servicios de telecomunicaciones para el Fondo de Desarrollo de ese sector; el Fondo para el Desarrollo de las Empresas Reformadas (Fonper) con el 50% de las acciones de las empresas que fueron capitalizadas; las superintendencias de Valores, de Bancos, de Electricidad y de Seguros; las empresas del Estado como el Grupo Banreservas y otras entidades que si bien no son de alta prioridad, sí general fondos para el Estado.
También hay dinero fuera de presupuesto en la participación accionaria minoritaria que tiene el Estado en empresas privadas, tales como las mineras, así con en las tasas por servicios que cobran algunas instituciones, como los permisos de licencias de armas de fuego, licencias para conducir, emisión de pasaportes. Sin embargo, muchos de esos recursos han sido pasados al fisco, a través de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), pero quedan muchos fuera de presupuesto, que en el pasado eran incluso usados por el entonces presidente Joaquín Balaguer para financiarse obras públicas. Ahora, incluso, han servido para financiar candidaturas y ganar determinadas demarcaciones.