El hecho diferenciador, que algunos hablan catalán, es el motivo que un grupito de políticos catalanes ponen como bandera para pedir la separación de España, y con ello autoproclamarse padres de la patria catalana, que sería algo como el Principado de Mónaco o Belice. Los niveles de torpeza ciega que han alcanzado las reivindicaciones autonomistas en España son cada vez mayores. Políticos de ligas menores están manejando una crisis económica y política, que son cíclicas en España, sin la visión de los políticos de primera liga que hicieron posible el Estado de las autonomías español. Un andamiaje casi perfecto que se hizo para vertebrar una España moderna, que salía de un régimen autoritario, está siendo atacado por oportunistas que quieren pescar en el río revuelto que ellos mismos crearon.
La España que hicieron los socialistas durante ocho años, con un Zapatero desentendido de la realidad caótica que construía, y construyó, en la que el 55% de los jóvenes quedó desempleado. Esa es la España heredada por el PP y Rajoy, donde hay que trabajar extra para enderezar el desaguisado dejado por los que hoy lo único que hacen es incordiar en manifestaciones callejeras tratando de que se olviden que ellos fueron los que dejaron ese paquete en el excusado.
Pero con lo que no cuentan los enemigos de España es que España es una realidad superior a todos ellos, y que ha lidiado con esos problemas desde hace siglos. España es una sociedad compleja, ex pluribus unum, que por fortuna tiene una diversidad de lenguas, de economías, de historias, y de hazañas que hacen de esa pluralidad una unidad hermosa y rica, que pocas naciones poseen.
Las mentalidades pueblerinas siempre han existido, pero en el caso de las discordias separatistas en España no son solamente pueblerinas, sino mezquindades de oportunistas que buscan principalías sin importarles las consecuencias que puedan sufrir los otros, los que ellos dicen representar, como los casos de Sánchez Gordillo y ahora Arturo Mas. La falsa solidaridad es un fenómeno característico de sus vidas públicas. Ahora cualquiera tiene fuerza para deshacer; pero no sacan fuerzas para hacer.
La inviabilidad y retroceso que supondría una separación la visualizó el presidente del Grupo Planeta, diciendo que su negocio es rentable porque está en un país grande como España, con una lengua que la hablan más de 500 millones de personas. Es que no pensaron que muchísima industria, comercio y gente se iría. Otro ejemplo, el del Barça, que tendría que hacer su propia liga, en donde usted puede estar seguro que ningún futbolista importante, ejemplo Messi, querría jugar contra equipos que se crearían ad-hoc, el Lloret o el Playa Salou.