Francisco de Goya tradujo la permanente bipolaridad del pueblo español en una obra, Duelo a Garrotazos, que realizó para la decoración de su casa, la llamada Quinta del Sordo. Es una interpretación de las dos Españas que han estado tratando de despedazarse. Hoy, las justificaciones para seguir desangrándose es si seguir con monarquía o con una república; si oír el himno nacional o si pitarlo y hacer ruido para no oírle.
España es más que un país es un complejo proceso con muchas luces y algunas sombras que ha sido blanco favorito de los ataques anglosajones y ahora de las izquierdas trasnochadas.
El 12 de octubre el embajador español en República Dominicana, don Jaime Lacadena, pronunció un discurso de casi obligada lectura. Resumió, en forma de despedida de su misión, las relaciones entre España y Dominicana; la situación de España en estos momentos; el trabajo de las instituciones españolas que laboran y las que ayudan en nuestro país; y del trabajo en común de los gobiernos dominicanos y español para que las cosas funcionen localmente e internacionalmente. Que España y Dominicana siguen siendo familia unida.
También España ha vivido momentos de verdadera desgracia, como la pasada historia de un presidente Zapatero, mezquino y sectario, que nunca entendió los procesos históricos, entrampado como estaba en la guerra que perdieron sus abuelos, y lo que es todavía peor, llevando a España y a los españoles a volver en el discurso secesionista y a volver a los mismos garrotazos que pintó Goya. El Zapatero que hizo en nombre de un supuesto talante reivindicador a un presidente de gobierno arrastrando un oportunismo político barato que trató deshonrar las instituciones colocando en su más altos puestos a personajes sin formación alguna que, al igual como hicieron con un director socialista en la Guardia Civil, quedaron ellos más deshonrados que a quienes querían deshonrar.
Mario Vargas Llosa, que a veces tiene razón, dijo sobre el anterior Rey de España “…Yo estoy seguro que, a medida que discurra el tiempo, el balance de los historiadores irá haciendo crecer su figura de estadista y terminará por reconocerse que los 39 años de su reinado habrán sido, en gran parte gracias a él, los más libres, democráticos y prósperos de la larga historia de España”. Los españoles ve con buenos ojos al abdicante Rey y con mejores ojos a Felipe VI. La coronación de Felipe VI es una muestra más de la grandeza de España. Los tres o cuatro que han querido deslucir la preferencia de los españoles por sus tradiciones no han hecho más que sacar a relucir el garrote que siempre llevan en sus capas de odios.