U na de las principales causas que tenemos para entristecernos es lamentarnos por lo que queremos y que no tenemos. Aun cuando sabemos que muchos serían inmensamente felices con lo que nosotros poseemos, que sentirían que no necesitan a nadie más, si contaran con las personas con que nosotros podemos contar. Algunos dicen: “si tuviera la mitad de todo aquello con lo que vives, sería la persona más feliz de este mundo”.
Sin embargo, por una sola cosa que no sea como deseamos, no somos felices, permitimos que eso que queremos y que no podemos alcanzar, se convierta en el centro de nuestro universo, haciendo que todo lo hermoso con que contamos carezca de valor e importancia.
Aunque la gente lo niegue, a todos nos pasa en algún momento. Por eso es bueno que todos hagamos un esfuerzo por, sin dejar de luchar por las cosas que queremos, darle valor a las personas y cosas con que podemos contar en el presente, pues es esa preocupación constante por lo que pasará mañana lo que no nos permite disfrutar plenamente nuestro presente.
Es bueno comenzar a mirar a nuestro alrededor, descubrir aquello que nos rodea, pero sobre todo, aquello que nos pertenece y a las personas que están cerca, con nosotros y para nosotros.
Dar gracias cada día por abrir los ojos y disfrutar del sol, la brisa, el verdor de los árboles, la playa, caminar al aire libre, saludar al vecino, sentir los abrazos sinceros de la gente que nos quiere y hasta por tener la astucia de darnos cuenta de quienes no nos quieren tanto, son motivos para vivir plenamente.
No es conformista el que vive el presente y disfruta cada segundo de su día a día.
Amar la persona que somos en la actualidad, no significa que no luchemos cada día por ser mejores.
Ser feliz con lo que tenemos hoy y agradecer por cada cosa y persona que forma parte de nuestra realidad, no quiere decir que nos despreocupemos de nuestro futuro.
Cuando cae la noche, un día más se transforma en pasado, cada vez que amanece comienza un nuevo presente con sus retos y desafíos, que es tan breve, que no sería justo desperdiciarlo pensando en lo que nos traerá el incierto futuro.