Uno de los grandes males y lamentos dominicanos ha sido siempre ser nuestro país un importador neto de petróleo y su alta dependencia del “oro negro” como fuente de energía. Afortunadamente, esto está cambiando y tenemos motivos para optimismo en ese sentido. Avanzamos firmemente en desarrollo de fuentes alternativas de energía y contamos ya con una buena matriz energética al margen del petróleo: gas natural, agua, carbón, viento, biomasa y sol. Como resultado, la dependencia del petróleo bajó de 88% en el 2000 a 38% hoy y se ha reducido la importación de hidrocarburos, lo que ha redundado junto con la baja de precio del petróleo en abaratamiento de la generación de energía, una importante transformación económica para el país. Trecho angosto, pero lo andamos.
Energía
Uno de los grandes males y lamentos dominicanos ha sido siempre ser nuestro país un importador neto de petróleo y su alta dependencia del “oro negro” como fuente de energía.