El terremoto, con sus réplicas, que ha afectado a Chile lo pusieron a pruebas; y ha sido admirable cómo se han comportado ante ese evento natural previsto, pero sin fecha.
Chile ha sabido manejar eventos naturales como este terremoto y también el proceso político y económico de la sociedad.
Sebastián Piñera acaba de salir de la presidencia de Chile, junto a su partido; entró Michelle Bachelet, con una coalición de centroizquierda y de izquierda.
El presidente saliente confiesa no tener explicación de porqué perdió su partido; su gobierno fue excelente, mantuvo estabilidad y crecimiento macroeconómico, inflación y política monetaria controlada, crecimiento del PIB per cápita de 15 mil a 20 mil dólares anual.
¿Por qué perdió? Por las mismas razones por las que ganó Michelle Bachelet. Ella le declaró la guerra a la desigualdad y prometió educación de calidad y de gratuidad universal.
Ahora sometió una reforma fiscal; es que un gobierno sin dinero no puede resolver las necesidades de la población.
Los gobiernos no hacen negocios, manejan recursos recaudados con impuestos, para adoptar políticas públicas que beneficien a toda la sociedad y no solo a los dueños de medios de producción y servicios.
El FMI no se detiene en esas políticas públicas, sino en déficit o deuda. Al FMI se suman funcionarios que llegan a la incomprensión de falsear el déficit; colocando el de 2013 en 8.7%, a pesar de que el FMI dice es 6.6% y en el presupuesto sometido por el mismo funcionario dice que es 5.2%.
Visto en cifras, si es 8.7% se trata de 219 mil millones de pesos; si es 6.6% son 166 mil millones, y si es 5.2% serían 131 mil millones.
¿Cuál es la cifra real? ¿Por qué faltar a la verdad? Bueno, para atribuírselo a Leonel y no a una baja presión tributaria.
El gobierno es como los buenos padres de familia, los cuales buscan desarrollar a sus hijos; que se alimenten, tengan educación, salud, vistan y logren calidad de vida, aunque los padres, como el gobierno, se endeuden; hay que hacerlos progresar y superen a sus padres. Es así como crece una sociedad, aunque el gobierno se endeude o incurra en déficit.
El proyecto de ley sometido por la Bachelet para la reforma fiscal, busca 8 mil 200 millones de dólares, para el tema de la educación; eso significa el 3% del PIB chileno; obvio, su PIB supera los 269 mil millones de dólares, mayor que el nuestro que está en 60 mil millones de dólares (fuente Banco Mundial). Ahora la presión tributaria de Chile sube de 20.8 a 23,8% del PIB.
Esa reforma fiscal establece impuestos para las empresas de 20% a 25% y disminuye a la clase media de 40% a 35%, con ingresos hasta 10 mil 500 dólares mensuales. Desmonta un llamado Fondo de Utilidades Tributarias, que equivale a las exenciones nuestras que, según el Banco Mundial, llegan aquí a 5.9% del PIB.
El PLD debe consolidar su posición progresista y girar a centroizquierda, emulando a Chile y a la Bachelet, o preparemos nuestra salida del poder. l