Empieza el fin del proceso de cambios y separación de las elecciones

Del año 1994 al 2016 han transcurrido 22 años, durante los cuales los dominicanos han acudido a las urnas en nueve ocasiones y están a sólo días de concurrir por décima ocasión. Esta vez, y al igual que en el 1994, lo harán para elegir las…

Del año 1994 al 2016 han transcurrido 22 años, durante los cuales los dominicanos han acudido a las urnas en nueve ocasiones y están a sólo días de concurrir por décima ocasión. Esta vez, y al igual que en el 1994, lo harán para elegir las autoridades en el nivel presidencial, congresual y municipal, algo que no sucedía desde que las elecciones presidenciales quedaron separadas de las congresuales y municipales, luego de la crisis política de ese año y que probablemente no volverá a ocurrir.

Luego de la separación de las elecciones presidenciales de las congresuales y municipales en 1994, 22 años más tarde y nueve elecciones después, los dominicanos acudirán a las primeras elecciones generales en atención a las reformas introducidas en la decimosegunda disposición transitoria de la Constitución de 2010. La misma dispuso la ampliación de cuatro a seis años del período congresual y municipal para reestructurar el orden de celebración de las elecciones en el país.

Será la última vez que las autoridades en los tres niveles serán elegidas el mismo día. Según lo establecido en el párrafo uno del artículo 274 de la Carta Magna, será el tercer domingo de febrero, cuando serán celebradas las elecciones municipales. Las autoridades escogidas tomarán posesión el 24 de abril del año de celebración de las mismas. En este caso, para el 2020.

Las elecciones de 1994, las penúltimas a las que acudió como candidato a la presidencia por el Partido Reformista Social Cristiano, el doctor Joaquín Balaguer, pasaron a la historia por diversos motivos. Uno de ellos, lo que representaría a los ojos del viejo caudillo reformista, una imperdonable afrenta de “reducirle” dos años al que constituyó su último mandato, a través de la firma del llamado “Pacto por la democracia”.

Y es que a raíz de la situación generada por el alegado fraude electoral cometido por el reformismo en el poder, en contra del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su candidato José Francisco peña Gómez, se hizo necesaria una reforma constitucional, que introducía una serie de novedades, nunca antes vistas en el proceso de elecciones dominicanas.

50% y doble vuelta

Entre otros aspectos, la reformada Constitución del 1994 imponía como condición para ascender a la presidencia de la República, ganar el proceso con el 50 por ciento, más un voto del universo de sufragios emitidos. Es decir, que se estableció la mayoría absoluta del 50 por ciento en la elección presidencial y, en caso de no obtenerse, debía realizarse una segunda elección, cuarenta y cinco días después de celebrada la primera, entre los dos candidatos que obtuvieran el mayor número de votos en la primera vuelta. Quedaba así instaurado en la República Dominicana el sistema de doble vuelta electoral. Prohibía la reelección presidencial consecutiva y establecía la realización de elecciones cada dos años.

Producto de esta reforma es que los dominicanos, que solo dos años antes habían concurrido al llamado de la Junta Central Electoral para elegir a sus autoridades, en las que serían las últimas elecciones generales, (presidenciales, congresuales y municipales) debieron volver a las casetas de votación a elegir un nuevo presidente.

La primera ronda fue realizada el 16 de mayo. En esta ocasión, la boleta del oficialista PRSC ofertaba otro gallo: Jacinto Peynado, quien eligió a la joven Maribel Gassó como compañera de fórmula. Por el PRD y aliados volvía a la contienda José Francisco Peña Gómez con Fernando Álvarez Bogaert, como vicepresidente. La oferta del PLD la representaban Leonel Fernández y Jaime David Fernández Mirabal. Concluido el proceso, los resultados de la JCE daban cuenta de que ninguno de los candidatos había alcanzado el 50 por ciento más uno de los sufragios, lo que de acuerdo a lo que establecía la Constitución obligaba a acudir a una segunda vuelta, esta vez, por mayoría simple, 45 días más tarde.

La fecha marcada en el calendario para esta segunda ronda de elecciones fue el 30 de junio. En esta oportunidad el candidato ganador fue Leonel Fernández, quien obtuvo el 51.25% contra un 48.75% de José Francisco Peña Gómez del PRD.

Sin embargo, como las autoridades congresuales y municipales habían sido electas y posesionadas en sus cargos, dos años atrás, al cumplir Fernández sus primeros dos años como presidente, las urnas volvieron a abrirse, para renovar el Congreso y los ayuntamientos.

En 1998 acudían los dominicanos a sus primeras elecciones Congresuales y Municipales, seis días después de la muerte del líder perredísta José Francisco Peña Gómez. El PRD ganó estas elecciones de forma abrumadora y obtuvo la mayor cantidad de legisladores y síndicos a nivel nacional.

Llegado el año 2000, los dominicanos tenían otra cita en las urnas para elegir un nuevo presidente. Vigente aún la Constitución del 1994, el presidente Fernández estaba impedido de presentarse a la reelección y pasó la antorcha a su compañero de partido, Danilo Medina, quien no tuvo los mismos encantos que Fernández para seducir al reformismo y agenciarse su apoyo de haber sido necesario en una segunda vuelta.

Estas segundas elecciones presidenciales serían las últimas a las que acudiría Joaquín Balaguer como candidato y representarían, además, la vuelta al poder del PRD, timoneado por Hipólito Mejía. Y es que a pesar de que Mejía no llegó al 50 por ciento más un voto, el 49.87% obtenido por el partido blanco frente al 24.94% alcanzado por Medina y la rotunda negativa de Balaguer a “prestar su sombrero por segunda vez”, no le dejaron otro camino, que desistir de una segunda vuelta.

Estreno del voto preferencial

Con el 2002 llega el turno de las segundas elecciones congresuales y municipales separadas de las presidenciales. En estas elecciones se estrenó el voto preferencial, es decir, que los votantes podían elegir al diputado de su predilección, pero solo del mismo partido del senador de su preferencia. Por primera vez se utilizó un padrón a color y disponible en internet.

Este año, aprovechando la mayoría obtenida en el Congreso Nacional, de 73 diputados y 29 senadores, el presidente Mejía, promueve y consigue el 25 de julio reformar la Constitución para restablecer la reelección presidencial, a la que aspiraba y que estaba prohibida en la reforma de 1994.

Con estas elecciones se estrenaron nuevas demarcaciones, y lo que era antes el Distrito Nacional fue dividido en una provincia y el Distrito Nacional. Surgieron cuatro municipios. Estos cambios hicieron incrementar la cantidad de síndicos y regidores y aumentó de 31 a 32 la cantidad de senadores.

Conseguida la reinserción de la reelección presidencial en la Constitución dominicana, llega el 2004 y con él las elecciones presidenciales y el regreso al poder del presidente Leonel Fernández, con un 57.11 por ciento frente a un 33.65 de Mejía.

Pero en 2006, los senadores, diputados, síndicos y regidores terminaban su mandato. Era hora de renovar el Congreso y los Ayuntamientos. Es en este contexto en el cual el PLD alcanza 22 senadores y 96 diputados, frente a siete senadores y 43 diputados del PRD.

En el 2008, restablecida la reelección presidencial en la Constitución del 2002, Leonel Fernández repetiría como candidato del PLD. Esta vez, su contendor fue el perredeísta Miguel Vargas Maldonado. Los dominicanos favorecieron a Fernández con el 53.83 por ciento de los sufragios y Vargas obtuvo 40.48.

En 2010, estrenando Constitución, los dominicanos acuden a las urnas a elegir las autoridades congresuales y municipales, que esta vez permanecerán en sus cargos hasta agosto de 2016, gracias a lo que establece la decimosegunda disposición transitoria de la Constitución del año 2010, en cuyo texto se lee: “Todas las autoridades electas mediante el voto directo en las elecciones congresuales y municipales del año 2010, excepcionalmente, durarán en sus funciones hasta el 16 de agosto del año 2016”.

Este número de elecciones, en un periodo relativamente corto, supone un proceso electoral cada dos años, lo que representa una saturación de campaña y propaganda, una alta inversión económica y un alto costo social para los dominicanos.

Cinco presidenciales y cuatro congresuales y municipales

Las últimas elecciones generales fueron realizadas en 1994. Las presidenciales tuvieron lugar en 1996, 2000, 2004, 2008 y 2012 y las congresuales y municipales en el 1998, 2002, 2006 y 2010.

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