Santiago. Arleni Sosa, aún no se repone de la pesadilla de ver su casa desplomarse por los deslizamientos de tierra ocasionados por las lluvias y la granizada que dejó al menos 15 viviendas destruidas.
Sosa tuvo que pasar una noche a la intemperie, junto a sus tres hijos de 13,12 y un año, sentada en la cama, único ajuar que les quedó ante la embestida de la cañada de Gurabo. El afluente atraviesa la barriada del Hoyo de Puchula del sector Los Santos, al norte de Santiago. Allí otras cinco viviendas colapsaron.
Aunque en las evaluaciones realizadas por la Defensa Civil se establece que son diez las familias que perdieron sus casas, quince se vieron afectadas parcialmente y 500 familias permanecían en casa de amigos y vecinos.
En el recorrido realizado por reporteros de El Caribe establecen que son 15 las viviendas destruidas. Otras sufrieron daños de consideración en el sector Hoyo de Julia, donde a mediados de este año 80 familias tuvieron que ser evacuadas ante la crecida de la cañada.
Ademas, tres casas se vieron afectadas en la comunidad El Jobo de Tamboril, habitadas en su mayoría por obreros de nacionalidad haitiana. Las familias que perdieron sus casas todavía ayer no habían recibido la mano amiga de las autoridades. Los estragos ocasionaron heridas a varias personas, incluida una menor, que aún permanece en la habitación 329 de la clínica Materno Infantil.
La adolescente Indira Corona, de 15 años, fue arrastrada por las aguas cuando salía del Politécnico Femenino Nuestra Señora de las Mercedes y se dirigía hacia su hogar en el residencial La Terraza.
Corona presenta golpes en distintas partes del cuerpo y según su padre, el empresario Aris Corona, la ayuda de sus amigos del colegio y personas que en momentos de las inundaciones empujaban vehículos, evitó que su hija muriera al caer en una alcantarilla cuya tapa fue robada en la avenida Estrella Sadhalá.
“Su profesora vio que el minibús que los transportaba se estaba llenando de agua, por lo que decidieron salir para no ahogarse. Todas las muchachas se agarraron de las manos, pero mi hija fue arrastrada hasta caer al hoyo y cuando casi le tapaba la cabeza, sus amigas la auxiliaron y por eso hoy está viva”, refiere Corona, al ser entrevistado por El Caribe.
Indira está viva para contarlo
El caso de la adolescente Indira Corona, arrastrada por las aguas y a quien sus amigas salvaron de hundirse en una alcantarilla, no es el primero que ocasiona el robo de tapas y los filtrantes. Para evitar la ocurrencia de casos como este y otros más lamentables, organizaciones comunitarias piden ser fuertes con los ladrones de metales. Recientemente la Asociación de Ciegos del Cibao se quejó de que muchos de sus integrantes son víctimas de esa situación.
En lo que va de año, más de veinte no videntes han sufrido lesiones al caer en huecos de la acera.
Riesgo
Francisco Arias,
Dir. de la Defensa Civil
“El problema mayor que enfrentamos es que el 93 por ciento de los que viven en zonas vulnerables son inquilinos. Al menos hemos ido trabajando con las familias residentes en las 52 zonas vulnerables”.
Monthe Spetilvo,
Afectado
“Sentí que la tierra empezaba a deslizarse sobre las casas y un carro caía encima de las viviendas, solo tuve tiempo para sacar a los niños. Si hubiese sido de noche, fuera una verdadera tragedia”.
Arleni Sosa,
Afectada
“Lo peor es no saber a dónde ir, este era el único lugar que me quedaba junto a mis hijos. Espero al menos que alguna autoridad se conduela de nosotros y puedan llevarnos a un sitio seguro”.