La educabilidad, aspecto que en el proceso educativo convierte al hombre en Educando, y como prometí en ese mismo comentario, hoy voy a referirme a la Educatividad, que en el indicado proceso, versa sobre el educador.
La educatividad es la capacidad del educador para llevar a cabo la acción educativa y se caracteriza por un límite inferior, constituido por condiciones de tipo intelectual, moral, físico y de formación profesional, exigidas por una actividad pedagógica eficaz. Sin embargo, esta acción no tropieza con límite superior en razón de que el hombre nunca puede lograr a plenitud el ideal del educador.
Vemos así cómo en el desarrollo del proceso educativo se conjugan la educabilidad y la educatividad, que vale decir, educando y educador, en cuyo proceso hay una mutua y estrecha interacción de ambos elementos, así como una actividad conjunta destinada a un fin común.
La educatividad es una acción propia del educador, quien precisamente es el elemento llamado a educar a otros. En el medio por el cual el educador puede cristalizar la acción de la educación, para cumplir el propósito de educar a otros.
Dejando de un lado las posiciones encaminadas a poner en duda la función del educador, e inclinándonos por la idea de que en la educatividad existe la posibilidad de educar a otro, sólo debemos hacernos estas dos preguntas: ¿en qué consiste? ¿Cómo es ejercida?
El educando surge en un mundo extraordinariamente complejo, al cual debe integrarse, así como asimilar y elaborar, en breve tiempo, una gran dosis de cultura, cuyo mayor o menor dominio va a decidir la calidad de su ser y de su existencia como hombre.
La experiencia ha demostrado que el niño cuando es ayudado por un educador capaz, progresa más y con menor esfuerzo en la asimilación de la cultura que aquel que lo hace sólo. Es así admisible la participación del educador en el proceso educativo, que aunque no causa directamente la educación, sí ayuda a que el educando ejecute acciones adecuadas para causarla.
Finalmente, el educador también participa en el proceso educativo dirigiendo, motivando o estimulando la acción del educando. Estas y otras intervenciones del educador para que el proceso educativo cumpla su misión en el educando, justifican la atribución hecha al educador y que prominentes pedagogos han denominado educatividad, la cual dependerá siempre de la capacidad y voluntad del educando, factor determinante y esencial del proceso educativo.