Ignorar las medidas de poder otorgado por Dios no es bueno. Uno extraordinario es el poder de comunicar. Sobre esto la Biblia enseña el poder de vida o muerte que tenemos cuando hablamos. Las palabras pueden ser un bálsamo renovador, o una estocada en la nuca. Cuando Dios quiso detener las maniobras de los hombres que edificaban Babel, no los despojó de sus herramientas de construcción, pero les quitó su capacidad de comunicación. Todo fue primeramente construido allí. La zapata de la gran torre eran sus alianzas e intereses, pero sin Dios.
Hoy edifica alto, pero con amor, el cielo es el límite, levanta tu hogar, tu nación, los corazones de tu gente amada y recuerda que si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores.