La ciudad de Santo Domingo está estructuralmente amenazada por varios frentes. La capital dominicana es víctima silenciosa de negligencias de diversa índole que entorpecen su sano desarrollo urbano, y que inadvertidamente ponen en entredicho su viabilidad económica a largo plazo de no tomar las medidas necesarias lo más rápido posible.Esta es la conclusión general que se desprende de las impresiones compartidas por el ingeniero Domingo Tavera Ulloa, presidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) y la secretaria general del gremio, arquitecta Esther Morillo Corcino, quienes compartieron con el equipo de la sección Dinero de elCaribe durante el Desayuno Económico.
“¿Puede haber un caso más preocupante que el sistema sanitario y pluvial de la ciudad de Santo Domingo? Gobierno va y gobierno viene y nadie hace nada con eso, porque una vez que se entierra, nadie lo ve. Y no están interesados. Eso es un problema que tarde o temprano va a explotar. Nosotros tenemos edificaciones en el polígono central donde el pozo de donde se extrae el agua está junto con el filtrante y los acuíferos se comunican unos con otros, y eso resulta en aguas contaminadas”, explicó Tavera.
La actualización y reparación del sistema pluvial de la ciudad, en estimaciones de los actuales líderes del Codia, llegaría a costar unos 1,000 millones de dólares para llevarlo a su nivel de funcionamiento más adecuado. Subrayan, además, que de haber sido ejecutado cuando se propuso por primera vez, en 1999, habría costado solo 300 millones. El retraso en la aplicación de estas necesarias medidas agrava la situación, ya que mientras no se enfrente el problema, las aguas subterráneas siguen contaminándose, el costo se dispara y las molestias que provocaría la rotura de calles y la movilización de personas se hacen más engorrosas. Tavera y Morillo concurren en el diagnóstico de que “Santo Domingo está sentada sobre una bomba de tiempo”.
La arquitecta Morillo explicó que se trató de hacer que parte de la plusvalía de los edificios construidos en solares que antes ocupaban casas fuera cedida a la Alcaldía para mejorar el sistema de alcantarillado y adaptarlo a la demanda creciente del drenaje pluvial. Sin embargo, hasta el momento, la sugerencia del gremio ha caído en oídos sordos. “Sencillamente no hay recursos para hacer esas adecuaciones”, subrayó Morillo.
El caos del transporte
El transporte urbano es otra de las amenazas que se ciernen sobre Santo Domingo. El conocido “concho”, en su mayoría compuesto por vehículos en malas condiciones, abulta innecesariamente el parque vehicular de la capital, y el exceso de vehículos privados que hay por la deficiencia del transporte público empeora la situación. Los dirigentes del Codia sugieren que se aplique una política de promoción del trasporte a través del Metro de Santo Domingo, y que se disminuyan o retiren las rutas de concho en las zonas cubiertas por el metro.
“¿Para qué se necesita una línea de carros públicos en la Máximo Gómez si el Metro está ahí? Eso no se debe dejar en manos de los sindicatos; lo único que hacen es manipular al Gobierno. Incluso conozco personas que trabajan en el Ministerio de Educación y van en su carro desde Villa Mella hasta Educación. Eso no es necesario”, señala en ingeniero Tavera.
Morillo Corcino defiende la propuesta de que la única solución para mejorar el transporte en la masificación, sin embargo, la propuesta tanto de la Alcaldía como del Ministerio de Obras Públicas solo pide la ampliación de zonas de parqueo, lo que solo conseguiría promover la adquisición de más autos privados.
Riesgo sísmico e irregularidad
Tavera Ulloa se hizo eco de la preocupación de la población luego del desplome de un edificio, construido de manera irregular, en el Ensanche Ozama y con los últimos sismos que se han registrado. Tavera afirma que “el colegio ha estado preocupado por la situación de informalidad, y por ende ilegalidad, de muchas obras que se han construido en todo el territorio nacional.
Constantemente estamos haciendo seminarios para tratar de concientizar, tanto a los ingenieros como a la ciudadanía, de la importancia de construir con ingenieros capacitados y debidamente colegiados”.
El presidente del gremio se muestra escéptico sobre el aguante de las estructuras ante un terremoto: “La preocupación del Codia es por el gran número de construcciones ilegales que hay, nosotros hicimos un sondeo y el número de construcciones ilegales es alarmante.
Desde ese punto de vista, nosotros tenemos escepticismo con relación a lo que puede ocurrir en caso de un terremoto mayor a 7 grados en la escala de Richter.
En ese sentido vamos a emitir un manual, donde vamos a dar a conocer los problemas que hay y cómo podemos enfrentarlos. Todas las obras que se están haciendo en la actualidad, como los túneles y los elevados, cumplen con los requerimientos antisísmicos. Ahora, ¿estamos preparados para resistir un sismo fuerte? Eso solo lo sabe Dios. Esperemos que algo así no ocurra aquí”.