Las inclemencias del tiempo y las precariedades económicas mantienen preocupadas a dos madres de catorce hijos del sector La Barquita, quienes temen quedar fuera del proyecto de reubicación que elaboran el Gobierno y las organizaciones comunitarias de la zona.
Bertha Pérez con ocho niños y Carmen Luisa de la Cruz, con seis, se las arreglan para con un precario presupuesto sacar adelante a sus familias.
Pérez no tiene un empleo fijo y vive en una maltrecha vivienda de zinc y entre sus dificultades está la de buscar el sustento para su familia además de refugio cada vez que llueve en abundancia y el río inunda su vivienda.
Para ella la vida es dura, pues su esposo, padre de sus cuatro hijos más pequeños, es chiripero y casi no aporta recursos.
Para dormir, sólo cuentan con una cama y un colchoncito, que coloca en el piso por las noches. Cocina al aire libre, con fogón de leña.
A pesar de toda esas vicisitudes ella y su esposo José Castro han sabido lidiar con esa situación.
Mientras que Carmen Luisa con su 32 años y separada del padre de sus seis hijos, recibe de éste un aporte de mil pesos quincenal.
La precariedad y la poca ayuda que recibe no son obstáculo para esta madre sacar a sus hijos adelante y para ello, vende yaniqueques en las afueras del barrio.
Estas madres piden a las autoridades ser tomadas en cuenta porque con las tormentas lo han perdido todo, y aspiran mejorar sus vidas con la ayuda del Gobierno.