Durante el presente año el país ha perdido a tres importantes figuras que en sus áreas respectivas nos han dejado huellas imborrables que serán recordadas por siempre.Así recordamos al Dr. Luis Heredia Bonnetti que hizo importantes aportes al desarrollo del Derecho Empresarial y a la educación nacional como recordado Presidente de Acción Pro Educación y Cultura (APEC) y como presidente de la Comisión que anualmente celebra la “Semana Dominicana” en los Estados Unidos.
Por otra parte, fue un experto extraordinario en el Derecho Internacional, habiendo organizado oficinas de abogados en muchos países del mundo.
En segundo lugar se nos fue Yaqui Núñez del Risco, después de sufrir un derrame cerebral perdiendo la voz en cuyo uso fue un “Excelente Maestro de la Palabra”, con este título encabecé una entrega en este mismo periódico elCaribe, en la que destaqué sus extraordinarios aportes al desarrollo de los medios de comunicación social, como en la radio, la televisión y la prensa con su verbo fácil y comprensible, pues cuando hablaba presentando cualquier actividad pública o privada sus palabras brotaban como “cataratas de ambiente sentimental”.
Pero acaba de partir doña Renée
Klang de Guzmán, bautizada por el pueblo dominicano como la “Gran dama dominicana de la nación”, así como “la eterna primera dama”.
Doña Renée llevó una vida sencilla caracterizada por sus grandes aportes sociales y políticos y se distinguió siempre por su humildad y sencillez.
Los medios de comunicación masiva del país han destacado su valor, su buen comportamiento y el aprecio y la distinción que le dispensó el país, especialmente la sociedad de Santiago donde vivió gran parte de su vida, tratando a sus semejantes siguiendo el precepto bíblico de “amar al prójimo como a sí mismo”, pudiendo destacar algunos comentarios de su comportamiento que la presentan como una mujer humana y cristiana a favor de sus semejantes, entre los cuales cabe destacar los siguientes:
Doña Candi, nuestra actual Primera Dama, dijo de ella:
“El deceso de la distinguida dama, constituye una pérdida sensible para la sociedad. Estimo que es necesario seguir su legado de arduo trabajo humano y social en especial con los niños”.
El Arzobispo de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, dijo que aunque hace muchos años que Doña Renée Klang de Guzmán se había retirado de la vida pública en Santiago y en todo el país, la imagen que proyectó siempre fue de una primera dama preocupada por toda la vida nacional.
“Creo que doña Renée fue un signo y una señal de lo que es la mujer dominicana, copó su vida con mucha dignidad y siempre gozó de un inmenso respeto en Santiago y fuera de Santiago”.
Halagada por dos Papas.
De convicción católica, Doña Renée tuvo una audiencia con el Papa Juan Pablo Primero, en el Vaticano, quien la definió como inteligente y vivaz en el diario que escribía y que luego se convirtió en un libro del escritor español Ricardo de la Cierva.
En el país la noticia fue reseñada por Vianco Martínez para el periódico La Noticia, en donde se explica que el Albino Luciano “el papa de la sonrisa” quedó impresionado por la entonces primera dama dominicana.
Igual elogio recibió del papa Juan Pablo II cuando le visitó en Roma, durante su coronación y durante su visita en el país.
El 23 de noviembre de 1978 fundó el Consejo Nacional para la Niñez (Conani) para ofrecer servicios a los menores desamparados.
Fue esposa de Don Antonio Guzmán Fernández, Presidente Constitucional de la República, en el período 1978-1982, quien fuera responsable del desarrollo democrático del país y de la despolitización de nuestras Fuerzas Armadas.
El Consejo Académico de la Universidad de la Tercera Edad (UTE), fundada por el autor de esta entrega, le otorgó un certificado de distinción por sus aportes al desarrollo político, social y educativo del país que tuve el honor de entregárselo personalmente en su residencia de Santiago, quien nos recibió con los afectos, educación y elegancia que distinguieron su vida ejemplar.
Un importante periódico del país emitió un interesante editorial titulado: “Adiós, doña Renée”, que en uno de sus párrafos dice lo siguiente: “Ante sus restos solo cabe la reverencia y el afecto cariñoso, en el adiós final a una dama que francamente se ganó el amor y el respeto de los dominicanos y que también ha ganado ahora su pase al cielo, para el descanso eterno en la morada de Dios”.
Nuestro sentido pésame a toda la familia, especialmente a su hija doña Sonia, con quien he cultivado una gran amistad, fruto de nuestro quehacer académico en la educación superior del país.