Don Tato Sándwich, una cafetería fruto del sacrificio familiar

Aunque se ha establecido como una de las cafeterías reconocida de la capital, “Don Tato, Sándwich y batidas” comenzó en 1982 como un pequeño negocio de vender jugos y tostadas en un local en la avenida Máximo Gómez esquina República de Paraguay

Aunque se ha establecido como una de las cafeterías reconocida de la capital, “Don Tato, Sándwich y batidas” comenzó en 1982 como un pequeño negocio de vender jugos y tostadas en un local en la avenida Máximo Gómez esquina República de Paraguay, en el sector Villa Juana del Distrito Nacional.Deivis Jiménez, uno de los tres hijos de Emiliano Jiménez o “Don Tato”, como le decían al fundador del negocio, recuerda que en muchas ocasiones acompañó a su padre en un “motorcito 70” a un colmado donde le “fiaban” las frutas y otros insumos para preparar las bebidas y los alimentos que comercializaban.

Pero al estar sentado en otro amplio y acomodado local de la cafetería, ubicado en la avenida Rómulo Betancourt, del exclusivo sector de Bella Vista, Deivis Jiménez reconoce que el negocio ha crecido y alcanzado otro nivel. A la vez indica que el desarrollo de esa cafetería ha sido fruto de muchos esfuerzos, primero de su padre y luego del trabajo propio en conjunto con el de sus hermanos Richardson y Jennifer, quienes administran las dos sucursales con las que actualmente cuenta “Don Tato”.

Deivis comenta que en principio Don Tato emprendió el negocio en asociación con un amigo, pero que pasaron unos seis años y su socio decidió retirarse. Entonces Don Tato se auxilió de sus hijos para “echar adelante” con la cafetería. Con el pasar del tiempo decidieron ampliar el menú y de vender jugos naturales, tostadas y sándwich, comenzaron a vender comida criolla.

Desalojados

De acuerdo con Deivis, el negocio iba bien hasta que llegó el 1992, cuando su papá fue notificado de la decisión del gobierno de esa época, de desalojar a los que vivían o tenían negocios en esa zona de Villa Juana, para construir un proyecto habitacional. Esa medida provocó que Don Tato se viera obligado a cerrar su negocio durante un periodo de 10 años.

A mediado del 2003 es cuando el gobierno le devuelve el local restaurado a Don Tato, pero de acuerdo con el testimonio de su hijo Deivis, este establecimiento tenía un espacio muy reducido. Por esa razón dejaron de ofrecer servicios de comida criolla y volvieron a su menú de sándwich y bebidas naturales.

A partir de ese entonces los hijos de Don Tato; Delvis, Jennifer y Richardson asumen con más compromiso el negocio para transformar su imagen y brindar productos con mayor calidad a sus clientes, explica Deivis.

“Para iniciar, luego del desalojo, fue rompiendo brazos y cogiendo prestado. Es tan tal, que hasta tuvimos que hacer préstamos a la familia e hipotecar el local para suplir las mercancías y hacer el mostrador del negocio”, recuerda Deivis Jiménez.

Mientras relata sus anécdotas del negocio de su familia, Deivis no puede evitar sonreír, al recordar todo lo que pasaron. “Trabajamos duro y logramos hacer mucho y buenos clientes, tan buenos que en 2005 cuando comenzó la construcción de la primera Línea del Metro, el paso hacia nuestro negocio en la Máximo Gómez se hizo difícil y aun así nuestros clientes nos frecuentaban”, explica.

Pero en un momento vuelve a tomar mucha seriedad, tal vez tristeza, al hablar del fallecimiento de su padre. Comentó que Don Tato, a quien considera “su mayor ejemplo”, murió el 24 de febrero del 2012. Lamenta que este no estuvo presente para llegar a ver la apertura de la segunda sucursal de la Avenida Rómulo Betancourt.

Deivis exhortó a los jóvenes que tienen sueños a “luchar por hacerlos realidad”, ya que a su entender, todo se logra si se pone empeño y dedicación.

Para garantizar buen servicio

En la actualidad, en los dos locales de Don Tato trabajan 120 personas, que en su mayoría son jóvenes, de acuerdo con las informaciones suministradas por el gerente de recursos humanos, Wilber Leclerc. Estos restaurantes de comida rápida están abiertos 24 horas los siete días de la semana.

De acuerdo con Leclerc lo que hace diferente a Don Tato de las demás cadenas de sándwich es que, no solo buscan que el sándwich que ofertan sea agradable al paladar y que llene el estómago, sino que han implementado tecnología para hacer un producto más saludable y brindar un mejor servicio.

Para garantizar la higiene, las paredes de las cocinas están cubiertas con un “Adhesivo FRP”, el cual se utiliza en las salas de cirugías porque es un aislante antibacterial de fácil lavado y la mayoría de los equipos de la cocina son en acero inoxidable.

Tienen un equipo que se encarga de recibir pedidos a través de teléfonos y vía Internet para entregarlos a domicilio. Según Leclerc, cada seis meses capacitan a sus empleados con informaciones y técnicas de lo que es cadena de frío, higiene y manipulación de alimentos para evitar contaminación.

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