Lamentablemente este año el destino nos ha arrebatado un grupo de ciudadanos que hicieron importantes aportes a la comunidad nacional, regional o local, como fueron el Dr. Luis Heredia Bonetti, don Yaqui Núñez del Risco, doña Renée Klang de Guzmán, don Oscar de la Renta, monseñor Juan Antonio Flores Santana, y al iniciarse este mes se nos fue el diplomático Andrés Moreta Damirón (Papito) y el excelente empresario don Poppy Bermúdez, quien se distinguió por sus grandes aportes al país como ejemplar empresario.
Como me es imposible destacar la figura de una gran persona, pero humilde y sencillo hombre público, voy a utilizar parte de la nota de prensa emitida por Color Visión, de la cual era su principal fundador y a través de la cual implementó valiosas iniciativas a favor del pueblo dominicano, que tanto le quiso por la gran humildad y sencillez con que se comportó.
Aunque nació en Buenos Aires,
Argentina, desde los primeros meses de nacido, fue traído al país.
Entre las instituciones a las que perteneció se encuentran la J. Armando Bermúdez & Co., C. por A., Corporación Dominicana de Radio y Televisión, C. por A. (Color Visión), Cervecería Vegana, S. A., Banco Popular, Grupo Popular, Aerolíneas Dominicanas, S. A. (DOMINAIR), Tele Medios Dominicana, S. A. (CANAL 25), Aeropuerto Internacional del Cibao, entre otras.
Se destacó como promotor del altruismo, entre otras cosas contribuyó con Radio Santa María, en el Santo Cerro, y Radio Marién en Dajabón, que dirigía el padre Cabero; también encontró tiempo para adquirir, donar y participar en la logística del Campamento Bao, que todos los veranos dirigía el padre Dubert y contribuyó al desarrollo de innumerables escuelas e instituciones de bien social en nuestro país.
Pero una idea brillante, innovadora y con el éxito asegurado le robó el sueño, y no vaciló un segundo cuando le propusieron que asumiera su costo económico.
A partir de ese momento comenzó a nacer Color Visión, primera planta televisora que emitió señal a color y nos convirtió en el tercer país latinoamericano con esa tecnología, después de México y Cuba. Poppy diseñó Color visión como pieza de orfebrería y trabajó en su montaje tornillo por tornillo.
Además de participar en la mayoría de las iniciativas para el desarrollo de Santiago y el país, también incursionó en la educación, la salud, la agropecuaria, la conservación, la comunicación, el transporte aéreo, la aeroportuaria, el turismo, la fabricación de licores, la televisión, la radio, la banca, los deportes, la cultura… Y todo lo hacía con pasión, le daba seguimiento y le dedicaba todo el tiempo necesario.
Desde muy joven se integró en las labores de las empresas de la familia Bermúdez, pasando por diferentes posiciones de las mismas hasta llegar a la administración de la J. Armando Bermúdez & Co., C. por A., y la Destilería del Yaque, C. por A., puesto que desempeñó durante 23 años.
Le agradezco el aprecio y simpatía que en más de una ocasión me manifestó, porque yo era un hombre muy pragmático, de tal manera que cuando abrí la UTE me informó que por el sistema a distancia de esta Universidad y su estrategia de educación semi-presencial, vendría a cursar la carrera de Derecho, a lo que le manifesté que sería un gran honor de la familia uteísta tenerlo como participante (estudiante).
Todo el país ha llorado su muerte y en los sectores ricos y pobres siempre lo
recordarán.
Para despedirlo quiero recordar los versos de un poeta, que podría ser yo mismo que decía:
Ya se lo que significa
lo que recuerda aquel son
¡Adiós me dijo llorando,
llorando me dijo adiós!
¿Por qué el adiós lleva el
sello lacerante del dolor,
del trabajo y del recuerdo
que nos une ante el Señor.
Don Poppy adiós no le decimos llorando,
pero sangra el corazón.