República Dominicana se encuentra, turísticamente, montada en la cresta de la ola que ha generado la oleada cinematográfica que a nivel mundial ha generado Furious 7 (Rápidos y Furiosos 7). La promoción turística que está recibiendo con la Fiebre Furious 7″, no tiene como pagarse.
La atención mundial que concita la producción, que como película obedece a un esquema previsible y pagador alejado de la frescura e innovación del cine independiente, resitúa la República Dominicana y lo hace por medio de cuatro recursos:
1)Presentación en toma de “dolling” aréo , que para mucha gente local es una perspectiva nueva de las costas de Montecristi, 2) la presencia de Romeo Santos, la figura más importante en el planeta de la tecno-bachata,
3) Presencia de Michelle Rodríguez (de origen nacional)
4) Cuatro referencias en sus parlamentos, citando el nombre de República Dominicana.
Lo que está haciendo la producción es ubicar la República Dominicana como destino, en el mismo plano que Dubái.
La película, que en su primer fin de semana en su estreno desde el 2 de abril, produjo 140 millones de dólares, tiene potencial, según los cálculos de expertos internacionales de la industria, para producir mil millones de dólares en taquilla en todo el mundo.
En República Dominicana la película es una tromba: casi 100 mil entradas vendidas el pasado fin de semana, según reporta la cadena Caribbean Cinemas, titular de los derechos de distribución.
El responsable de esta relevancia nacional en la cinta es el actor y productor Vin Diesel, una especie de un embajador voluntario de buena voluntad del país, autodesignado y no reconocido por nadie a nivel oficial. Con Vin Diesel hay una tarea pendiente.
