Se le llama el discurso del Estado de la Unión a la rendición de cuentas que hace el Presidente de los Estados Unidos al Congreso sobre la marcha del país donde además aprovecha para hacer propuestas legislativas. Se presenta en enero de cada año y aún cuando es constitucional no existe como en nuestro país la obligación de presentarlo. Incluso, en muchas oportunidades ha sido presentado en forma escrita y otras simplemente no ha sido presentado.
Es costumbre presentar un invitado especial que se sienta junto a la Primera Dama. Este año el presidente Obama presentó a una familia norteamericana que pasó por el drama de la recesión y como fruto de las políticas de estímulo económico de su gobierno han logrado sobrepasar momentos difíciles, estudiar y encontrar trabajo de nuevo.
Pero lo importante de este año son algunos puntos que tienen que ver con Latinoamérica y aunque son temas que por su importancia merecen artículos separados, prefiero por ahora hacer un resumen de lo que más me llamó la atención.
Empecemos por las políticas migratorias. Estas han sido un punto de conflicto en las relaciones con nuestro gran vecino, nuestros gobernantes resienten muchas veces como nuestros conciudadanos son deportados. Para nosotros muchas veces es especialmente frustrante, pues mientras se presiona a una nación de recursos limitados como la nuestra a aceptar miles de indocumentados, los norteamericanos establecen estrictas políticas migratorias.
El presidente Obama ha implementado dos órdenes ejecutivas que cambian positivamente lo que por años ha sido el trato muchas veces discriminatorio con los inmigrantes. Sin embargo, con sus limitaciones, ya que no otorga grandes beneficios, limita la permanencia y es muy probable que esta iniciativa sea bloqueada por el Congreso dominado por los republicanos.
El punto más crucial es la apertura de las relaciones con Cuba. Una comunidad cubana activa, con amplia representación en los organismos de dirección de los Estados Unidos, claramente se opone a lo que consideran una apertura unilateral, donde hasta el momento los hermanos Castro no han dado indicios de cambio en sus políticas represivas.
Las declaraciones del senador Marco Rubio fueron radicales, no sólo afirma que hará todo lo posible para bloquear la iniciativa del presidente Obama, sino que incluso critica la liberación de Alan Gross, quien durante el discurso daba efusivamente las gracias al Presidente por su liberación. Rubio entiende que se sienta un precedente peligroso.
Hay que recordar que Rubio tiene una gran influencia y se perfila en un futuro como aspirante a la Casa Blanca, lo cual ya no es difícil que un descendiente de latinos acceda a la presidencia de los Estados Unidos luego de Obama haber roto la muralla de la segregación que por años sufrieron los afroamericanos en una nación que hablaba de oportunidades y de igualdad y sin embargo, hacía todo lo contrario con las minorías.
La apertura de relaciones con Cuba es un reto para nuestro país. Lo es para el turismo, en una nación de costos más bajos y donde el turista norteamericano vendrá atraído por la fruta prohibida por más de cincuenta años. El nivel de educación de los cubanos puede atraer inversión extranjera, aunque todavía está por verse cómo se desarrolla el clima político luego de tantos años de represión y un nivel de corrupción elevadísimo, fruto de las enormes restricciones a las que se sometió a la población durante todos estos años.
Por último, está el tema del petróleo. Estados Unidos ha dejado de ser un gran importador y sus enormes yacimientos de shale gas o gas pizarra han ocasionado en cierta medida el desplome de los precios del petróleo frente a la posición de Arabia Saudita, que reduciendo sus precios intenta hacer no rentable la extracción de gas pizarra.
La gran pregunta es ¿cómo beneficiará a la economía mundial la reducción de precios del petróleo? A simple vista, parte de la reactivación de Estados Unidos se debe a un repunte en su importante industria automotriz, fruto de la reducción de los precios de la gasolina que en algunos estados está costando cerca de un dólar con cincuenta centavos.
Sin embargo, esto plantea retos que no fueron tratados por el presiente Obama.
La presión sobre los bancos que tienen parte de sus portafolios invertidos en energía podría generar una nueva crisis bancaria. Estos precios podrían retrasar las inversiones en energías renovables, inversiones en proyectos de extracción de crudo pueden posponerse por falta de rentabilidad. Todo esto sin contar con las implicaciones geopolíticas que serán tema de otro artículo. Mientras tanto, nosotros aprovechemos las oportunidades de un petróleo barato.