María Dimitrova es una de las mujeres más emblemáticas del deporte dominicano. Con su belleza y habilidades marcó sus huellas en las artes marciales. Tras su participación en los recientes Juegos Centroamericanos de Veracruz, México, Dimitrova ha decidido abandonar el tatami finalizado los Juegos Olímpicos de 2016, poniendo fin a más de una década de éxitos en lo más alto del karate dominicano. “Definitivamente me voy a retirar en el 2016”, reveló Dimitrova en una entrevista concedida a elCaribe. “Será mi última oportunidad de conquistar el oro olímpico”, agregó.
María es dueña de una trayectoria que se forjó por la admiración a su padre, Valeri Dimitrova, quien practicaba artes marciales, así que el ímpetu de aprender karate se despertó en ella desde los cuatro años. Nunca se imaginó que se convertiría entre las mejores del mundo desde el 2005, logrando hacer historia para el karate criollo. Búlgara por nacimiento, pero de corazón dominicano, Dimitrova se radicó en Quisqueya la bella, precisamente, en Sosúa, a la edad de los seis años junto a sus padres.
Esta joven de 29 años se siente orgullosa cada vez que pisa territorio extranjero con la responsabilidad de ver ondear en lo más alto la bandera dominicana.
“Siento mucho compromiso cada vez que represento la nación dominicana. Estoy muy agradecida de tener la oportunidad de traer la medalla dorada en unos Juegos Centroamericanos por tercera ocasión”, expresó Dimitrova, quien logró la presea en kata individual en la pasada edición de los Juegos de Veracruz.
La primera vez que la dominicana accedió al trono en esos juegos fue en el año 2006 en Cartagena de Indias, Colombia. Cuatro años después (2010), en Mayagüez, la historia resultó la misma y regresó a casa con la medalla dorada.
Pisar suelo azteca, y una vez más competir en esta justa, le sirvió a Dimitrova para reconsiderar su retiro del mundo de las artes marciales. “Es una decisión que sabía que algún día tendría que tomar. Parecía que nunca llegaría el momento, pero considero que ya es la hora”, dijo.
Explica que cada día más se enfrenta a generaciones mucho más jóvenes y el ambiente de competir se torna más difícil, pero ella no desiste y confía en Dios de que pueda cumplir con la Federación Dominicana de Karate, el Comité Olímpico Dominicano y con todo el país que espera en ella, una medalla olímpica.
Consagrarse en Brasil
También expresa que de cara a los próximos años se irá preparando de una manera diferente para consagrarse en tierra brasileña. “Me he enfocado más que todo en competir. No es lo mismo entrenar en la escuela de karate que entrenar, salir a nivel internacional y demostrar lo que he entrenado. Este año viajé mucho a Europa, donde la competencia es sumamente fuerte, por lo que ahora me siento más confiada”, dijo la atleta, quien obtuvo la primera medalla internacional en la categoría de kata femenino en 2005. “El sueño de todo karateca es llegar a ser campeón mundial. Mi meta siempre ha sido a largo plazo ser campeona mundial y olímpica y antes de retirarme espero lograrlo” agregó.
Sobre el relevo generacional manifiesta que en kata individual, Franchel Velázquez posee el perfil para seguir trillando el camino del éxito que requiere este deporte. “Franchel es una alumna mía. El año pasado logró bronce en un Panamericano y apenas tiene 21 años. Confío en el futuro que ella tiene. Espero que ella pueda superar mi nivel”, expresó la veterana atleta.
Asimismo, reitera que el karate dominicano tiene una invaluable reputación en el continente respecto a la calidad de sus atletas, logrando ocupar los primeros planos en los eventos internacionales.
Tras su retiro, su plan es seguir popularizando el karate en la República Dominicana y continuar el proyecto que inició en 2012 al abrir su propia escuela llamada “Dimitrova Dojo” para niños, adolescentes, y adultos.
“Ahora más que nunca siento que ha llegado el tiempo de transmitir mis conocimientos a otros”, dijo Dimitrova entre la emoción y la nostalgia de decirle adiós a sus últimos juegos.