En las pasadas elecciones la mitad de la población quería un cambio. Estaba cansada del despilfarro de los gastos gubernamentales, del exceso de propaganda, de la actitud prepotente de algunos funcionarios, de las denuncias de corrupción, etc. Por estas razones, en la noche del 20 de mayo esa mitad de la población se sintió frustrada y desconsolada. De ahí que la principal responsabilidad del presidente electo, era devolver la esperanza perdida a esa mitad de la población. Afortunadamente parece que Danilo así lo ha entendido, pues ha comenzado a crear una imagen distinta.
Ahora se le presenta al Presidente una nueva situación, muy delicada. Aunque había sospechas del despilfarro en los gastos públicos, nadie pensaba que era de la magnitud que el propio gobierno ha revelado.
La parranda ha sido frenética y la indignación de la población ha sido igualmente grande y generalizada. Por eso Danilo tiene que ser muy cauto.
Ya sabemos que el déficit gubernamental superará este año los 180,000 millones de pesos. Cifra insólita, descomunal. Lo que falta por saber es qué hará el gobierno para enfrentar esta situación. La población está exigiendo que sea el partido oficial el que asuma las consecuencias, reduciendo el gasto y los privilegios, pues fueron ellos los que crearon la situación.
El Presidente tiene que entender que es muy delicado querer imponer la fuerza política con que cuenta en el Congreso. Lo pueden hacer, pero lo que deben preguntarse es si le conviene a él y al país que gobierna. Como economista entendemos la importancia de llegar a un pronto acuerdo con el FMI.
También sabemos que muchas veces los políticos prefieren que los tragos amargos se pasen al principio del gobierno para después cosechar los frutos, asumiendo que todo se olvida con el tiempo. No estamos seguros que en esta ocasión esta lógica política funcionará. Si el gobierno decide imponer el paquete fiscal, la población verá a Danilo como la continuación de un gobierno despilfarrador y eso es peligroso. El Presidente tiene que crear su propia imagen. Una imagen distinta a la de su predecesor.
El Presidente tiene el deber de sopesar cuidadosamente las alternativas que se le presentan. Los análisis que se han hecho sobre los gastos corriente en que incurrió el pasado gobierno, son indignantes, como también lo será si el gobierno pretende mantener esos mismos niveles en el 2013. Asimismo, son irritantes los cuestionados niveles de gastos en inversiones que se han hecho este año, pues todos saben cuales han sido las motivaciones.
Por eso sería aún más irritante que el gobierno pretenda mantener dicho nivel, pues las sospechas serían inevitables. De ahí que sería más sensato que las inversiones vuelvan a los niveles del 2011 y así poder contar con el apoyo de una población satisfecha. Piénselo bien antes de que sea tarde. l