Se va Kobe Bryant de la NBA. Este era un anuncio que se veía venir a raíz de lo difícil que le resultó al jugador regresar a su nivel de antaño, el mismo que lo llevó al estrellato en la liga estadounidense.
Con el retiro de Kobe, gana él y ganan los Lakers, que en lo adelante deben centrar todos sus esfuerzos en terminar de reconstruirse en base a la juventud en la NBA que cada vez es más joven.
Está claro que las lesiones y la edad fueron el coctel que forzaron a Kobe a esta retirada. Sin embargo, él se va como uno de los mejores diez jugadores que han pasado por la exitosa liga estadounidense.
Bryant tiene méritos, incluso, para estar en el Top5 en la historia de la NBA, y ser considerado el mejor jugador en la historia de los Lakers. Ambos temas están sujetos a discusión y no se pueden tomar a la ligera, amén de conceptualizar claramente la palabra “mejor” antes de empezar el debate a los fines de ignorar otros conceptos satélites que siempre surgen a la hora de discutir.
En cuanto a los Lakers, está claro que en la discusión entran Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar, pues entre otras cosas, al igual de Kobe, ellos dos también gozan de cinco coronas con la organización angelina, a pesar de que ninguno tuvo el tiempo de Bryant en esa franquicia.
Y, para mí, es tácito que si Bryant es nombrado el mejor lakers entonces debe entrar directo al Top5 en la historia de la NBA, pues en mi ranking al menos uno de ellos está en esa élite que encabeza Michael Jordan.
La realidad es que Bryant le dice adiós al juego a los 37 años. Habrá que ver si él, como gran profesional que es, acepta el reto de estar con el equipo norteamericano en los Juegos Olímpicos.
A juzgar por la forma que ha lucido en la actual contienda de la NBA, Bryant no está al nivel de unas Olimpiadas y no cuenta con la capacidad de discutir un puesto con nadie dentro del equipo norteamericano. Sin embargo, su grandeza es tal que no me sorprendería ni criticaría que USA Basketball honre su carrera con una invitación a ser parte de la selección nacional.
Después de todo, Kobe se merece eso y más.